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JAVIER PEÑALBA
Miércoles, 2 de junio 2010, 09:51
Se hacía pasar por piloto de líneas aéreas, por amigo de Pedro Martínez de la Rosa y Florentino Pérez, decía que cobraba un salario de un millón de las antiguas pesetas al mes... Era todo mentira. Ni siquiera su nombre era el verdadero. Todos le conocían como David Hernández cuando en realidad se llama Francisco Gómez Manzanares (Vitoria, 1974). Ayer este hombre se sentó en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Gipuzkoa por estafar casi medio millón de euros a cerca de una decena de personas, la mayoría de ellas de Soraluze.
El acusado reconoció las imputaciones, por lo que ayer mismo la Audiencia le impuso una condena de cuatro años y nueve meses de prisión, además de una multa de 2.500 euros. Fue una sentencia de conformidad, después de que la Fiscalía rebajase las penas que inicialmente solicitaba y que ascendían a trece años.
Francisco Gómez se comprometió a restituir el dinero del que se apropió, 462.000 euros. «¡A ver si pagas!; ¿me has oído?, paga». Le espetó una de las víctimas de la estafa. Otra tampoco pudo reprimirse: «Atrévete a mirar por lo menos, sin vergüenza», le dijo cuando vio que el acusado rehuía la mirada al público presente mientras era conducido por los agentes de la Ertzain-tza a los calabozos del Palacio de Justicia.
Los hechos juzgados ocurrieron entre los años 2003 y 2007, periodo en el que el acusado, con el ánimo de obtener un beneficio económico ilícito, «llevó a cabo una serie de operaciones para la obtención de unas ingentes cantidades de dinero», afirma el ministerio público. Para ello, se aprovechó de sus relaciones de amistad. «No te puedes imaginar cómo es, qué facilidad tiene para embaucarte y contarte cosas que luego no se ajustaban a la realidad», señaló ayer una de sus víctimas.
El procesado se jactaba de representar a las principales escuderías de Fórmula 1, de ser amigo del piloto Pedro Martínez de la Rosa así como de importantes constructores inmobiliarios, entre ellos Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. «A veces, cuando te encontrabas en la calle con él y estaba hablando por teléfono te decía que no podía atenderte, que estaba hablando con De la Rosa», recordaba otro de los perjudicados.
Decía que era piloto de aviación. Residió en Soraluze, donde entabló una relación sentimental con una vecina de la localidad, a la que también estafó. El inculpado tenía gustos exquisitos. Conducía un Mercedes descapotable. Personas cercanas a los perjudicados manifestaron que cuando se fue a vivir con la novia hizo instalar en la casa un jacuzzi, con una grifería de lujo.
Su falsa profesión de piloto le permitía permanecer fuera de casa durante periodos relativamente prolongados sin despertar sospechas. Dicen que incluso tenía un traje de comandante de vuelo en el armario del domicilio.
Fraude inmobiliario
En realidad, Francisco Gómez se dedicaba al fraude inmobiliario. La Fiscalía recuerda que el acusado se ganó la confianza del padre de su pareja sentimental y mediante engaños consiguió que le entregara 100.000 euros por la compra de una vivienda en La Rioja. A su novia le estafó otros 42.000 euros. Ninguno de ellos ha recuperado el dinero.
Además, el acusado compró un Ferrari y un Fiat Bravo que los puso a nombre del padre de la novia. Para ello, utilizó la documentación de quien podía ser su futuro suegro y falsificó su firma sin el consentimiento de éste.
Por aquellas fechas contactó también con un matrimonio de Ermua, a quien animó para que adquiriera una vivienda en Eibar. Los esposos adelantaron 69.800 euros que el acusado aprovechó para invertir con otros fines.
En la misma época, conoció a otras dos personas en Soraluze, a quienes, «con engaños y promesas» embaucó para que adelantaran, una de ellas 121.111 euros y otra 50.000 para la adquisición de una casa en La Rioja.
A una mujer le robó 19.000 euros que había destinado para la compra de un piso en Madrid, mientras que a otras dos personas les estafó 18.000 y 42.000 para la inversión de unas villas en Zarautz.
El acusado, según fuentes consultadas, tiene otras causas pendientes en Madrid, Orense, Barcelona, Vitoria y Zaragoza. Precisamente fue detenido en esta última ciudad, donde residía con una farmacéutica.
Los perjudicados podrán cobrar parte del dinero perdido mediante la venta de los coches que fueron intervenidos tras la detención así como de los 53.000 euros que se hallaron a su nombre.
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