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CRISTINA TURRAU
Jueves, 17 de junio 2010, 04:34
La transexualidad no es una enfermedad mental. Es la reivindicación central, aunque no la única, del libro 'El género desordenado. Críticas en torno a la patologización de la transexualidad', que hoy se presenta, a las 19 horas, en la cripta de la Biblioteca Central (c/San Jerónimo) de Donostia, con entrada libre. La publicación reúne textos de 20 autores y en la presentación estarán presentes sus editores, Miquel Missé y Gerad Coll Planas.
«El libro resume el estado de la cuestión de una lucha que venimos llevando a cabo en el Estado español, que ha logrado la internacionalización del tema», explica Miquel Missé (Barcelona, 1986), sociólogo y activista transexual. «Es una crítica, con distintos argumentos, al hecho de que la transexualidad esté considerada una enfermedad mental. Es un tema muy desconocido y muy grave. La identidad de las personas transexuales está considerada una patología mental. Para poder modificar nuestro nombre y nuestra mención de sexo en nuestra documentación oficial, en países como el nuestro, se nos exige un certificado psiquiátrico. Y también para someterte a un tratamiento con hormonas o a una operación quirúrgica de cambio de sexo. Todas las decisiones que debe tomar una persona transexual están vinculadas a una terapia psiquiátrica y a un diagnóstico que se llama transtorno de identidad sexual».
Definición con margen
El libro se suma a la campaña para que en 2013 la transexualidad no esté recogida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos. «La fecha de salida de la revisión del manual era 2012, pero debido a las críticas recibidas se ha retrasado a mayo de 2013. Se trata de despatologizar la transexualidad como ocurrió con la homosexualidad hace 20 años».
La Real Academia Española define 'transexual' como la persona que se siente del otro sexo, y adopta sus atuendos y comportamientos. ¿Está Miquel Missé de acuerdo? «Todas las definiciones tienen sus márgenes. Es un punto de partida. Pero hay una insistencia en fijar los límites. Hay quien dice que transexual sólo es aquel que se opera. Pero hay personas transexuales que no se quieren operar. Y por eso no lo son menos. Ha habido muchos cambios sociales y médicos. Han pasado tantas cosas que tal vez haya que revisar las definiciones».
Él propone una definición 'paraguas', que cobija varias posibilidades, con algo en común: «La persona está en desacuerdo con el género asignado y decide transitar a otro para intentar vivir mejor».
En la portada del libro aparece una persona con pecho de mujer y barba. ¿Hay un afán de provocación? «Muchos pensarán: '¿Es hombre o mujer?'. La normalidad es algo que se inscribe en nuestros cuerpos a través de operaciones o procesos hormonales. Y es algo legítimo. El deseo de ser normal o de pasar desapercibido es el que tiene el 90% de la población. Sea transexual o no. Y es una normalidad construida. Personas 'trans' que tengan pechos y barba seguramente habrá. Pero la imagen no pretende representar a la transexualidad. Porque es imposible. Quizás una imagen así pueda llevar a alguien a pensar en las agresiones y la discriminación que sufren estas personas. Y en por qué muchas, si no se operan, no quieren salir a la calle. Hay quien no se considera mujer ni hombre. En el tránsito encuentra su identidad».
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