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Del blanco al rojo. Las camisetas blancas de reglamento pasaron por todos los tonos del rosa antes de zambullirse oficialmente en la fiesta. :: JESÚS DIGES/EFE
Txupinazo por todo lo alto
DVERANO

Txupinazo por todo lo alto

En su 150 aniversario, la comparsa de gigantes y cabezudos encendió la fiesta. Aunque la llamada a la fiesta de Mari Ganuza apenas se escuchó en la plaza, el cohete bastó para desatar la locura

CRISTINA AGUINAGA

Miércoles, 7 de julio 2010, 04:54

Pamplona renovó ayer su peculiar idilio con la fiesta, abriendo a mediodía nueve días en blanco y rojo en los que las habitualmente tranquilas y más o menos limpias calles del Casco Antiguo se llenarán de gente dispuesta a disfrutar de más de 200 horas ininterrumpidas de música, toros en la calle y en la plaza, fuegos artificiales, actuaciones musicales, espectáculos previstos e imprevistos.

Todo transcurrió según los cánones habituales. La plaza se fue llenando de jóvenes (y no tanto), que con el paso de los minutos tiñeron sus blancas camisetas del rosa del vino, el kalimotxo y la sangría que corrieron a raudales.

Txupinazo con novedades

Minutos antes de las doce, el rojo se impuso. Los congregados en la plaza del ayuntamiento miraban, con sus pañuelos al aire, a la fachada de la Casa Consistorial desde la que salió el txupinazo. Y allí estaba la novedad. Jesús Mari Ganuza, Mari para todos en Pamplona, presidente de la comparsa y porteador del gigante denominado Reina Europea, fue el encargado de desear las felices fiestas desde el balcón central. Era la tercera vez desde 1983 que una persona ajena a la política daba comienzo a las fiestas. Antes lo habían hecho el capitán de Osasuna César Palacios (2000) y el presidente del Portland San Antonio de balonmano, Fermín Tajadura (2001).

En los laterales se situaron, por primera vez, dos personajes de la comparsa, el kiliki Caravinagre y el cabezudo Alcalde. Dirigidos por dos miembros de la comparsa, saludaron mientras se iban abriendo paso entre la corporación municipal. La imagen de los miembros de la comparsa en la Casa Consistorial, cuando menos, quedará en la retina de los miles de pamploneses que tienen en este colectivo, que celebra su 150 aniversario, uno de los símbolos de las fiestas de San Fermín. Los concentrados en la plaza y en los aledaños, sin embargo, parece que le dieron menos importancia. A la vez que se abrían las puertas de los balcones para lanzar el txupinazo, siguieron con sus cánticos y, ante la falta de megafonía, apenas pudieron escuchar el grito de Ganuza.

El tradicional «pamplonesas, pamploneses, viva San Fermín» estuvo acompañado en esta ocasión por el «Iruñatarrak, gora San Fermin», dicho por Mari Ganuza. Acompañado por la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, así como por su pareja, Arantza Bakaikoa Lana y por su madre, Mari Ganuza dio comienzo a la fiesta en nombre de la comparsa en un momento cargado de emoción. Miembro de la peña Muthiko Alaiak, porteador en la procesión de Semana Santa y colaborador indispensable en actos como el Olentzero de Pamplona, a pesar de la emoción Ganuza tuvo el temple suficiente como para interrumpir su grito para cerciorarse de que se escuchaba bien.

En ese momento se pudo comprobar que era cierto lo que había dicho antes del cohete, que sólo estaba nervioso por las constantes peticiones de entrevistas para programas de televisión y de radio que retransmitían en directo. El responsable municipal le animó a seguir, y pese a que por megafonía no se escucharon sus palabras y muy pocos le respondieron siquiera con un «Gora», el encendido y la explosión de mecha del cohete fabricado por Pirotecnia Caballer para Pamplona fue suficiente para desatar la locura una locura que no ha hecho más que empezar.

Txupinazo futbolero

«Son unos cohetes especiales porque tienen mayor subida, arranque y más explosión», explicaba al colocarlo en el disparadero José Vicente Requena, técnico de la empresa con más de 35 sanfermines a sus espaldas. En un año en el que el fútbol lo impregna todo, la espera en la plaza estuvo amenizada, además de por los bailes, por el volteo de personas bañadas en alcohol y por balones hinchables.

También hubo referencias al mundial con reproducciones de la copa cuyo propietario se dirimirá el domingo, en plenas fiestas.

Un fuerte dispositivo policial revisó muchas de las mochilas y bolsos que se introdujeron en la plaza. Apostados en cada una de las entradas intentaron impedir el paso de objetos contundentes y de otros relacionados con reivindicaciones políticas.

Hubo incluso un forcejeo para impedir que una gran ikurriña fuera extendida, en una de las imágenes más repetidas por medios de comunicación de medio mundo. Se coló, sin embargo, un cartel que reivindicaba el acercamiento de presos de ETA a cárceles vascas. Con todo, no se contabilizaron incidencias. Cruz Roja, por su parte, realizó 39 atenciones.

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