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JUANMA VELASCO
Lunes, 23 de agosto 2010, 12:27
La jungla de asfalto en la que se han convertido nuestras ciudades ha encontrado un nuevo pulmón que le ayude a respirar. No se va a duplicar la superficie de parques existente hasta ahora, ni se va a llevar a cabo una plantación indiscriminada de árboles en las calles. La solución es bien distinta. ¿Se imaginan un edificio que fuera capaz de funcionar como un árbol? Existe y uno de ellos se está construyendo en San Sebastián, en el barrio de Rekalde para ser más exactos. Es más, en otoño se convertirá en el primer edificio de este tipo en todo el Estado. Provisto de una fachada descontaminante, recogerá los gases nocivos que expulsan al ambiente automóviles, camiones y hornos y, como por arte de magia, devolverá a la atmósfera ese aire purificado. Así de sencillo.
Las posibilidades de esta innovadora solución son tales que el departamento de Vivienda del Gobierno Vasco y la sociedad pública Visesa estudian incorporar este novedoso sistema a las futuras promociones de VPO, dentro de las diferentes opciones que barajan para conseguir edificios más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, explicaron fuentes del departamento a este periódico. No en vano, a diferencia de otros, una de las virtudes de este material es su «bajo coste», según sus creadores.
Pero, ¿cómo puede un edificio hacer las funciones de un árbol? Carlos Iriarte, gerente de la empresa guipuzcoana Larogei, dedicada a la distribución de productos para la construcción y decoración, lo explica de forma sencilla: «Se trata de una innovadora solución cerámica que transforma las emisiones contaminantes de las ciudades en sustancias inocuas para las personas. Es decir, descontamina y purifica el aire».
Desarrollada en Castellón
La cerámica en cuestión, de nombre Bionictile, es un innovador producto desarrollado por las empresas Ceracasa (Castellón) y FMC-Foret, en colaboración con el Instituto de Tecnología Química de la Universidad Politécnica de Valencia -en el que participa el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas)- y ReMa, consultoría e Ingeniería Ambiental.
Según explica Fran Raya, director de marketing y producto de Ceracasa, las piezas cerámicas Bionictile «llevan un esmalte catalizador que, en presencia de la luz solar y de la humedad ambiental, hace reaccionar las emisiones contaminantes (NOx) del aire de las ciudades y núcleos urbanos transformándolos en sustancias inocuas para la salud humana».
Cada metro cuadrado de esta cerámica es capaz de descomponer cada hora 25,09 microgramos de óxidos de nitrógeno (NOx) que contaminan la atmósfera y son perjudiciales para el corazón y pulmones, y culpables de dolores de cabeza, erupciones de piel, conjuntivitis..., según estudios recientes.
Además de su toxicidad, los óxidos de nitrógeno (NOx) «reaccionan con los hidrocarburos sin quemar para formar ozono, causante principal de la lluvia ácida. Son gases que contribuyen al cambio climático y al calentamiento global del planeta y son más nocivos que el propio CO2», añade Raya.
Una estimación sobre 200 edificio recubiertos de esta cerámica descontaminaría un volumen equivalente a 2.638 millones de m3 de aire al año. O, lo que es lo mismo, más de 400.000 personas podrían respirar durante un año aire libre del perjudicial NOx, según señala Raya.
«Bosques de azulejos»
En Larogei (Grupo Bilbu) han querido predicar con el ejemplo y, además de comercializar esta cerámica en Euskadi, en pocos meses, su pabellón -que actualmente se está renovando en el barrio de Añorga- se convertirá en el primer edificio del Estado que tenga una fachada capaz de purificar el aire de su entorno. «Serán sólo 100 metros cuadrados, pero con ellos pondremos nuestro granito de arena para limpiar el aire de la zona. No hay que olvidar que nuestra empresa se encuentra ubicada junto a la antigua N-I», explica Iriarte.
A comienzos del año que viene estará listo otro edificio, una instalación deportiva de mayores dimensiones, en Castellón, la provincia donde se ha concebido esta innovación.
El efecto de estas piezas permanece a lo largo de su ciclo de vida, por lo que, según defiende la firma azulejera que las ha desarrollado, se trata de una «propuesta de bajo coste para la sociedad» con la que poder «convertir los edificios en árboles y las ciudades en bosques de azulejos». Esta circunstancia, la de su coste, junto a sus propiedades descontaminantes, han llevado al departamento de Vivienda del Gobierno Vasco, a través de la sociedad pública Visesa, a estudiar la incorporación de este material en las VPO que se proyecten en el futuro. No obstante, junto a esta cerámica, en el departamento barajan numerosa soluciones constructivas para conseguir edificios más sostenibles.
La cerámica Bionictile tampoco ha pasado desapercibida para arquitectos y constructores de otros lares. Entre otras distinciones, el año pasado fue destacada entre los diez mejores materiales para la construcción en el congreso de los arquitectos de España.
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