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XABIER GALARTZA
Jueves, 9 de septiembre 2010, 11:21
El Arrate emprenderá este sábado su singladura en su octava temporada consecutiva en Asobal, lo que significa que, a pesar de la delicada situación que atraviesa en los últimos tiempos, está viviendo la época más dulce en el apartado deportivo desde su fundación hace casi medio siglo.
Por segundo año consecutivo se ha visto forzado a renovar sustancialmente su plantilla hasta el punto de que el pasado año su presidente Iñaki Bolinaga llegó a anunciar que se ponía en solfa la continuidad del primer equipo. Desde entonces, el club ha experimentado una sensible mejoría, lo que ha posibilitado la confección de una plantilla competitiva, cuya finalidad será mejorar la trayectoria de la pasada edición y huir de la amenaza del descenso, en la medida de lo posible.
Si en la pasada edición fueron diez los hombres que abandonaron la filas arratearras, en este último año la lista de bajas se eleva a siete. Entre las ausencias con las que va a tener que hacer frente a las adversidades hay que destacar la inesperada marcha a última hora del motor y principal catalizador del juego del equipo, Dalibor Cutura. El serbio, después de acumular nada menos que 35 primaveras, recibió una oferta ineludible del Reale Ademar, conjunto donde ha coincidido con otro ex arratearra, el pivote Gonzalo Carou. Se da la curiosa circunstancia de que los dos han llegado a convertirse en los más veteranos de la plantilla arratearra, al llegar a defender hasta en siete y ocho temporadas consecutivas la camiseta albiazul.
Las cosas han cambiado sensiblemente en este apartado, ya que habrá que esperar al menos que transcurran al menos otros tres años para que se pueda repetir una situación parecida, dado que en la actualidad el hombre que encabeza este particular ranking es el extremo bejarano Sergio Berrios, que afronta su quinta campaña con el primer equipo.
La falta de liquidez ha obligado a la forzada directiva arratearra a tener que hacer encaje de bolillos para poder confeccionar un nuevo equipo que por tercera oportunidad se pondrá bajo las órdenes de Julián Ruiz.
Al técnico cántabro le aguarda un duro y a su vez estimulante reto por delante. El primer obstáculo que deberá salvar será la configuración de un nuevo bloque, en virtud del alto porcentaje de rostros nuevos, llegados tanto desde los otrora denominados países del Este como desde la productiva cantera.
Adiós de Iñaki Bolinaga
Si por algo podrá ser recordada este temporada es por la decisión adoptada por su actual presidente, Iñaki Bolinaga, de abandonar la dirección del club, después de mantenerse al frente nada menos que la escalofriante cifra de treinta y dos años. A esta cifra hay que sumar igualmente la década precedente, en la que ejerció como directivo.
El dirigente albiazul, de 60 años, asumió las riendas del conjunto guipuzcoano en 1978 y, aunque hace tiempo valoraba poner punto y final a su extensa etapa directiva, la delicada situación económica de la entidad le llevó a posponer una decisión que ahora ya no tiene vuelta atrás.
Esto no significa que se desvincule por completo del mundo de balonmano, a pesar de que a partir de la próxima asamblea deje de ser la cabeza visible del equipo, dado que ha manifestado su propósito de prestar su apoyo a un hipotético sucesor, por el conocimiento acumulado en asuntos relaciones con la entidad albiazul, las distintas federaciones de balonmano y la Asociación de Clubes, Asobal, donde ejerce de vicepresidente y dirige el área de Relaciones Institucionales.
Digna pretemporada
En el poco más de un mes de plazo que se ha prolongado la preparación de la plantilla, el remozado Arrate ha afrontado un total de siete partidos con resultados dispares.
Incuestionablemente la nota más positiva ha sido la conquista por segunda vez y después de superar un intervalo de tres años, del torneo de Egia. En el cuadrangular donostiarra se pudo comprobar el desparpajo y calidad que atesora un bloque que está en plena formación.
En la final contra el Reale Ademar se tomó la libertad de llegar a cobrar hasta una ventaja de diez goles y la víspera dejó en la cuneta a un San Antonio con el que vuelve a equiparar fuerzas. Al igual que la familia arratearra, la escuadra navarra ha sufrido también un serio recorte, tras la marcha de su principal patrocinador.
Su debut se produjo en el torneo de Santander, donde doblegó sin apuros al conjunto local, que milita en la categoría inferior e hizo tablas con un Guadalajara, a priori uno de sus tantos rivales directos en esta campaña. El varapalo más serio lo recibió a manos del Nantes en Elgoibar.
Poco después se pudo comprobar en Donostia que se recuperó, para posteriormente caer por la mínima en Tolosa contra el Amaya Sport San Antonio y cerrar con una más que digna actuación en casa del Valladolid, a pesar de la derrota abultada encajada.
Ahora, el sábado en Alcobendas, llega la hora de la verdad, con el primer partido de Liga.
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