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M. G.
Viernes, 10 de septiembre 2010, 04:39
Medio centenar de fieles abandonaron ayer la Basílica cuando el obispo inició su homilía y volvieron a entrar cuando la finalizó. Con esta actitud quisieron mostrarle ayer a José Ignacio Munilla su «disconformidad con la nueva línea pastoral del obispado» y solidarizarse con el teólogo y profesor franciscano Joxe Arregi, que colgará los hábitos tras mostrar en público su discrepancia con la gestión del prelado guipuzcoano.
«Pensamos en no venir, como sabemos que han hecho algunos fieles -explicaron algunos de los críticos-, pero la virgen de Aran-tzazu no tiene la culpa, y como somos creyentes practicantes, hemos decidido acudir a celebrar la fiesta de nuestra 'amatxo' y hacerle un desplante simbólico a Munilla para que sea consciente de que parte de la feligresía no está con él ni con lo que representa».
Algunos de los fieles incluso fueron a comulgar con el propio obispo con una misma consigna. Cuando estaban delante de él le decían: «Joxe no es agua sucia», como, según recordaron, dijo el prelado en su día.
El plante corrió como la pólvora entre los participantes en la celebración una vez terminada la homilía, y eso que muchos no se habían percatado de lo ocurrido. «Me ha parecido raro que la gente empezara a salir, pero no me he dado cuenta de que pasaba algo hasta que han entrado otra vez», comentaban dos feligreses. Tras vivir durante diecisiete años en el Santuario de Arantzazu y llevar 47 en la congregación, Joxe Arregi, que ayer no estuvo en las celebraciones, tiene previsto pedir hoy la secularización.
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