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Habitación 402. Se inicia el rito de vestir al torero. :: JOSÉ MAR ILÓPEZ
Última tarde en Gipuzkoa, la de Zestoa
TOROS

Última tarde en Gipuzkoa, la de Zestoa

'Sonajero' fue el último toro lidiado en Gipuzkoa este 2010 pero 'Comadrejo' no será olvidado en Zestoa. La temporada taurina guipuzcoana termina con la vuelta al ruedo de un santacoloma

BEGOÑA DEL TESO

Domingo, 12 de septiembre 2010, 05:39

El miércoles, día de la Virgen, y el viernes se lidiaron en la nobilísima y antiquísima plaza rectangular de Costa Urola, la 'Monumental' de Zestoa, los últimos cuatro toros de la temporada guipuzcoana. Fue 'Sonajero', un batallador cárdeno bragado meano y careto, quien clausuró la feria entre aplausos pero será 'Comadrejo', otro cárdeno calcetero careto, girón y coliblanco, el novillo que la villa donde mejor se escucha el pasodoble 'Amparito Roca' recordará. 'Comadrejo', de la muy cuidada ganadería toledana de Adolfo Rodríguez Montesinos, fue paseado entre vítores tras su muerte a lo largo de la rectangular mientras el joven torero al que hizo triunfar con su casta y su hambre de muleta, Fernando Adrián, triunfador el domingo pasado en la final de novilleros de Bayona, recibía los trofeos máximos, las dos orejas y el rabo.

El viernes se esperaba la entrada en plaza de Steven Jean Groux Leal, conocido en los carteles como Juan Leal, uno de los más aventajados alumnos de la Escuela Taurina de Arganda del Rey, Fundación El Juli. Jean había quedado igualmente en torero en la capital de Lapurdi. Si Fernando consiguió cuatro orejas, él se llevó dos. Verles torear al alimón en aquella mañana fresca bayonesa fue una gloria.

Toreros y 'antis' en Erdikalea

Se le esperaba pero pasó que el jueves se midió con los toros locales de Camponuevo en Cintruénigo y fue corneado en los gemelos. Fue Mario Palacios, también maltratado por los astados cirboneros esa tarde, quien entró en Zestoa con ganas de comerse el mundo y a fe nuestra que apareció en buena compañía: su maestro Ángel Gómez Escorial, el que mató un Miura desnudo de muleta en Pamplona, el de la portagayola en Las Ventas, y sus ayudantes: magnífico banderillero Tornay, Rafael Cañada, el biarrota que toreó con Morante en Ronda, y Maqueda, fiel escudero. Juntos acabaron la noche del jueves por la Erdikalea de Zestoa en franca camaradería con... ¡los antitaurinos de la comarca!

A la villa del balneario, Urtain y la cueva de Ekain, los toreros llegaron por la mañana. Con el tiempo suficiente para sorprenderse de las hechuras de la plaza, comprobar que los huecos donde se apoyan los pilastres de madera tienen más de 400 años y darse cuenta de que el remache de las vallas, el 'buruzuri', es puro icono para el valle. Con el tiempo preciso para tomarse un refresco en el bar Txoko, ese que tiene colgada una trainera roja, la de Zumaia, la mítica Telmo Deum.

Arocena, habitación 402

Un puñado de aficionados comían a la vieja usanza en el salón de banquetes del hotel Arocena mientras los toreros dormían la siesta en las habitaciones 402 y 410. Las cinco de la tarde fue de nuevo en Zestoa hora torerísima: comenzó el ritual de vestirse par la plaza, de trasmutarse el muchacho en torero. Se ataron los machos, se prendieron las coletas, se besaron las fotos de la familia. Ante elespejo, otro chaval, el que se vestía de grosella y azabache. Era el sobresaliente, Juan Sebastián Ritter López. No lo sabía aún, pero dentro de nada iba a tener sus buenos momentos de gloria: banderilleó con garbó a la vera de Tornay y habiendo sido Mario vapuleado en cuerpo y alma por el primer Montesinos, 'Lagunero' un negro tostado, le sustituyó galano con el capote mientras el pueblo le gritaba 'Tú sí que vales'. Antes, Mario había tenido un gesto de amigo y compañero con los corraleros zestoarras: les brindó su toro porque desde el lunes habían cuidado a los santacolomitas. A las 19 horas del viernes, la temporada taurina terminaba en Gipuzkoa. En Zestoa.

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