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AINGERU MUNGUÍA
Domingo, 12 de septiembre 2010, 11:34
El Metro va a suponer una pequeña revolución urbanística para Loiola. El Gobierno Vasco acaba de adjudicar el proyecto de la nueva estación, un singular edificio diseñado por el estudio Lamela que se ubicará sobre la actual carretera, algo que permitirá a todos los viajeros acceder al tren sin cruzar la carretera. El actual talud ferroviario de la calle Urbia, que separa Ciudad Jardín del resto del barrio, desaparecerá gracias a un viaducto que ha empezado a construirse, y la molesta estación de bombeo de aguas residuales se demolerá la próxima primavera, lo que permitirá reurbanizar el entorno de la estación.
El cambio de faz en el barrio podría ser visible en 2013. Será el momento en que entre en funcionamiento el desdoblamiento ferroviario del tramo Loiola-Intxaurrondo-Herrera del Metro de Donostialdea. Este proyecto preveía desde sus inicios la reforma de la estación de Herrera y la construcción de un apeadero subterráneo bajo Intxaurrondo. Pero se 'olvidaba' de renovar la vetusta estación de Loiola y de eliminar el talud que conecta las vías con el puente sobre el Urumea, y que supone un auténtico muro de separación de Ciudad Jardín con el resto del barrio. Los actuales responsables del Departamento vasco de Transportes apostaron, para alegría de vecinos y Ayuntamiento, por transformar ese talud en un viaducto que diera vida peatonal y comercial a la calle Urbía. Las obras tienen un presupuesto de 3.469.938 euros, acaban de comenzar, y estarán concluidas dentro de un año. En los últimos días el Gobierno Vasco ha adjudicado el concurso abierto para remodelar la estación hoy del Topo, mañana del Metro. El proyecto ganador es el presentado por una UTE formada por el prestigioso estudio Lamela (Madrid) y los guipuzcoanos Vaumm. Los primeros están incluidos entre los 200 estudios de arquitectura más importantes del mundo, con proyectos como la ampliación del estadio Bernabeu o la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Los segundos son quienes firman el novedoso edificio del Basque Culinary Center que se construye en Miramón, además de haber llegado a la final de los concursos de Tabakalera y del Museo de San Telmo.
Su propuesta gustó desde el principio al Gobierno Vasco y a los vecinos de Loiola que pudieron conocer los detalles de las 16 propuestas presentadas a concurso hace unos meses en una encuentro realizado en la casa de cultura.
¿Qué plantea el estudio? Los ganadores del concurso incluyen en su propuesta realizar el diseño del viaducto y de la nueva estación, aunque el encargo será sólo para construir el nuevo apeadero. Lamela-Vaumm ofrece dos alternativas: colocar la estación en mitad de la calle Urbía, integrándola en el entorno y generando un renovado espacio urbano, con nuevas posibilidades peatonales y comerciales. Y -la alternativa elegida- trasladar la ubicación de la estación hasta colocarla sobre la travesía de Loiola, la carretera, hoy de cuatro carriles, que une Riberas de Loiola con Martutene y que pasa por la mitad del barrio.
Ha sido esta la opción elegida por el Departamento de Transportes por los beneficios que aporta. En primer lugar, permite liberar aún más la calle Urbia para explotar sus posibilidades peatonales, comerciales y de conectividad. En segundo lugar, porque «minimiza el impacto ferroviario en el frente de las viviendas». El traslado de los andenes sobre la calzada va a dotar de «una nueva centralidad» y visibilidad a la estación, lo que permitirá ampliar su radio de influencia hasta el colegio La Salle e incluso Riberas de Loiola (que tendrá otro apeadero, el intercambiador, en su vertiente sur). La reubicación logrará que cualquier vecino de Loiola acceda al tren sin tener que cruzar la carretera, algo importante para decenas de alumnos que llegan al colegio desde Intxaurrondo, Altza, Oiartzun o Errenteria.
El viceconsejero de Transportes, Ernesto Gasco, explicó que la calidad arquitectónica de la propuesta de Lamela-Vaumm ha sido otro factor que ha contribuido a su elección. «La nueva estación tendrá una fachada de cristal, un elemento mucho más liviano, un contrapunto en toda regla al actual apeadero. Será un hito arquitectónico, un edificio singular dentro del Metro de Donostialdea. No era la propuesta más barata, pero sí la de mayor calidad». El proyecto de ejecución estará listo la próxima primavera y entonces se conocerá el coste de la obra que podría oscilar entre los 15 y los 20 millones de euros. Este montante, más el coste del viaducto, unido a los 72 millones de euros del nuevo trazado bajo Intxaurrondo elevarán la inversión del desdoblamiento Loiola-Herrera hasta cerca de los 100 millones de euros.
Así, el proyecto del Metro en Loiola adquiere características de verdadera renovación urbanística. La nueva ubicación de la estación permitirá salvar la carretera y eliminar el alejamiento del apeadero respecto de las viviendas de la zona oeste del barrio. El viaducto sobre la calle Urbia obrará el pequeño milagro de la permeabilidad norte-sur, abriendo nuevas posibilidades urbanísticas en una zona hoy partida en dos. Pero los beneficios no se acabarán ahí: junto a la actual estación del Topo de Loiola hay una molesta estación de bombeo de aguas residuales del Añarbe que inunda de malos olores la zona, sobre todo por la noche. Josebiñe Iztueta, una vecina de Patxillardegi, lo explica así: «Yo vengo todas las noches de San Pedro y aquí no se puede respirar porque huele a coliflor podrida. Y es que los olores se meten incluso en los portales. Hace dos elecciones el alcalde nos prometió que la iban a quitar, pero ahí sigue».
El presidente de Aguas del Añarbe, Enrique Noain, explicó que la próxima primavera se demolerá la estación. «El proyecto está redactado. El emisario terrestre está ya construido y ahora funciona en pruebas. La semana que viene adjudicaremos las obras para construir un tubo específico para derivar las aguas residuales de la industria papelera, que estará en funcionamiento dentro de medio año. Todo ello permitirá que para Semana Santa eliminemos la estación de bombeo de Loiola y cedamos ese suelo al Ayuntamiento». Ese espacio libre abrirá las posibilidades de recuperación urbanística del entorno. Maite lo explicó así desde la terraza de la casa , frente a la estación: «Los de Ciudad Jardín hemos estado tan tapados por el tren que siempre hemos dicho 'vamos a Loiola'. Ahora seremos Loiola».
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