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Miércoles, 29 de septiembre 2010, 04:37
Hace ahora un año, concretamente el 3 de septiembre del 2009, Iztueta Elkartea, sociedad creada en el caserío Iztueta Azpikoa de Lazkaomendi (Lazkao), establecía en Ordizia la primera máquina expendedora de leche fresca (pasteurizada) de Gipuzkoa.
Doce meses después, en el territorio histórico son ya 12 las casetas refrigeradas instaladas: Azpeitia (Añoi-Errezil baserria), Oiartzun (Arane), Errenteria y Hernani (Basosoro baserria), Donostia; Amara y Amara Berri (Bodaxar), Antiguo (Ondazarte-Igeldo), Usurbil (Iarte), Ordizia y Lazkao (Iztueta Elkartea, Iztueta Azpikoa baserria, Lazkaomendi), Lasarte-Oria y Villabona (Mahala), a las que en breve se sumarán tres más, a ubicar en Hondarribia, Trintxerpe y Zumarraga.
Así las cosas, un año después, el sindicato EHNE y los pioneros de esta iniciativa realizan una valoración muy positiva de esta experiencia.
Para los miembros del sindicato agrario existe una demanda real de leche fresca, y las doce máquinas expendedoras instaladas en Gipuzkoa responden satisfactoriamente a dicha demanda. «La iniciativa ha calado con fuerza en diferentes lugares del territorio histórico, y los resultados son buenos: las personas productoras de leche se muestran más que satisfechas, y el consumo ha conseguido estabilizarse», subrayaba Iñaki Lazarobaster, presidente de EHNE en Gipuzkoa.
En todos los casos, la tendencia ha sido la misma en las máquinas instaladas. En un primer momento, tras la puesta en marcha, tal vez por la novedad, se han registrado grandes ventas para unos días después normalizarse. «Sin embargo, ese consumo se ha estabilizado en todos los casos y la fidelización de los clientes se ha conseguido de una manera fácil», destacaba Lazarobaster.
La puesta en marcha de las expendedoras es fruto de los criterios consensuados en la mesa de coordinación de las máquinas de leche, compuesta por el sindicato EHNE, el centro de gestión agraria, Lurgintza y las agencias de desarrollo rural de Gipuzkoa. Esta iniciativa de venta directa prioriza la cercanía, la calidad y la producción ligada a la tierra.
Aspectos positivos
El éxito de las máquinas supone todo un logro, según EHNE, ya que acaba de una vez por todas con la tendencia a la baja de la venta directa de leche. Hay que tener en cuenta que la venta directa de leche se ha convertido casi en marginal durante las últimas décadas.
En Gipuzkoa, la leche comprada directamente a los baserritarras era del 44,12% el año 1986, mientras que en el 2008 ese tipo de consumo bajó hasta el 3,92%.
Las expendedoras de leche aportan un sinfín de aspectos positivos, según EHNE. Permiten que las personas ganaderas vendan la leche directamente, sin intermediarios. Además, para algunas es una manera digna de trabajar sin depender de las grandes industrias lácteas.
Con esta iniciativa, reseñan los promotores, mucha gente vuelve a recordar sabores perdidos. Consumir leche pasteurizada de la expendedora es una buena causa, no sólo porque se promueve la economía del caserío y dota de vida a los pueblos, sino también porque acierta de lleno en el tema de la sostenibilidad. No genera residuos y apenas hay transporte, puesto que se produce cerca. No hay que olvidar que la gestión de residuos y la Agenda 21 están dando mucho que hablar en la sociedad e instituciones.
Este es sólo el principio de una nueva manera responsable y sostenible de consumir productos de calidad, en un momento en el que está emergiendo la venta directa y los canales cortos de comercialización: paquetes de carne, internet, etcétera.
Marije Intxausti, miembro de Iztueta Elkartea, sociedad pionera en Gipuzkoa de esta iniciativa, se muestra muy satisfecha del balance de estos 12 meses, valoración favorable en la que incluye los comentarios elogiosos, sobre el producto que recogen de los clientes, que lo identificaban como la leche de siempre. La demostración contrastada respecto a las bondades del sistema de venta directa, y cómo no, en cuanto al volumen de ventas, que variable en función de la estación del año (más en invierno que en verano), del día de la semana (mayor salida el sábado y el domingo), dispensaba en el caso de la pionera máquina de Ordizia una venta media diaria de 170 litros de leche, a 1 euro la unidad de capacidad.
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