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Miembros de los grupos antiterroristas trasladan a Javier Atristain tras registrar su domicilio en la calle San Martín de San Sebastián. :: MICHELENA
Caen los restos del complejo Donosti con cien kilos de material explosivo
OPERACIÓN POLICIAL EN GIPUZKOA

Caen los restos del complejo Donosti con cien kilos de material explosivo

En el operativo de la Guardia Civil fueron detenidas tres personas en Villabona y Usurbil. El talde disponía de una pistola con dos cargadores y un coche que fue robado en 2001 en Amezketa

ÓSCAR B. DE OTÁLORA

Jueves, 30 de septiembre 2010, 10:54

La Guardia Civil detuvo ayer en Gipuzkoa a tres personas y desmanteló los restos del denominado comando Imanol, un grupo perteneciente al complejo Donosti, con el que ETA pretendía poner en marcha hace siete meses -el pasado mes de febrero- una gran ofensiva terrorista. El grupo disponía en un garaje de Villabona de un coche robado y de cien kilos de material para fabricar explosivos. Nunca llegaron a ser utilizados. Fuentes de la lucha antiterrorista consideran que la errática trayectoria de este talde evidencia la situación en la que se encuentra ETA y la agónica debilidad que le ha llevado a declarar el actual «cese de las acciones ofensivas armadas».

La Guardia Civil tenía constancia de la existencia de este comando legal desde febrero, cuando detuvo al jefe de la célula, Ibai Beobide. Las investigaciones sobre este terrorista permitieron conocer que ya había creado tres grupos bajo su mando y que disponía de explosivos para comenzar a atentar. Las órdenes al respecto se las había dado directamente el jefe militar de ETA, Mikel Karrera, 'Ata'. Beobide reclutó, entre otras, a las tres personas que ayer fueron arrestadas: los hermanos Juan Carlos y Jesús María Besance Zugasti, vecinos de Villabona, y a Javier Atristain Gorosabel, nacido en San Sebastián hace 40 años, y arrestado en Usurbil. Su apodo es 'Golfo', por su afición a jugar al golf.

Los comandos de Beobide eran el último cartucho de ETA. En enero, sus intentos de instalar en Portugal una base para fabricar coches bomba habían sido desbaratados por las fuerzas de seguridad. Ese mismo mes, el Cuerpo Nacional de Policía detuvo en Port Bou a un etarra que viajaba de Francia a España con la orden de crear una fábrica de explosivos en Cataluña.

En enero y febrero, las fuerzas de seguridad detuvieron a una treintena de etarras -uno cada dos días-, se incautaron de dos toneladas de explosivos y neutralizaron en Francia a algunos de los jefes más significados de ETA, como Ibon Gogeaskoetxea. El 1 de marzo, el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba aseguró: «ETA lleva los dos peores meses de su historia». Todos sus planes para cometer atentados durante la presidencia española de la UE quedaron desbaratados.

«Agotado mentalmente»

Para entonces, el ayer detenido Javier Atristain ya estaba escondido en Francia, tras haber huido de la redada de la Guardia Civil en la que cayó parte de su comando. El 6 de marzo se entregó en la comisaría que la Policía francesa tiene en el aeropuerto de Biarritz. Según señalaron las fuerzas de seguridad galas, se encontraba agotado «física y mentalmente». Su estado evidenciaba el declinar de la organización.

Según distintas fuentes, para entonces ETA ya no estaba en disposición de acoger a nuevos huidos. Ése no era el único signo de debilidad de los terroristas. Beobide, el jefe de Atristain, había tenido que recurrir a antiguos zulos para intentar poner en marcha su actividad criminal. Algunos de ellos, en los que almacenaba 75 kilos de material para fabricar bombas, habían sido abandonados por otro comando a finales de 2008.

En ese contexto de fracaso militar, la izquierda abertzale intensificaba sus movimientos para buscar una estrategia en la que primasen las vías políticas. Ya se estaba fraguando la denominada Declaración de Bruselas. En Semana Santa, EA y la ilegalizada Batasuna celebraron un Aberri Eguna conjunto. ETA, en un comunicado, rechazaba el compromiso con las vías políticas aunque la sucesión de declaraciones políticas del partido ilegalizado le hacían ser prudente.

Mientras todo eso sucedía, Atristain fue entregado a España en abril y, tras pasar por la Audiencia Nacional, quedó en libertad por falta de pruebas. La Guardia Civil, sin embargo, no dejó de vigilarle. Las pesquisas ya habían determinado quiénes eran sus dos presuntos compañeros de talde: Juan Carlos y Jesús María Besance. En ese momento se sabía que en algún lugar de Gipuzkoa escondían una abundante cantidad de explosivos. Durante semanas y semanas se realizaron vigilancias para intentar encontrar el local donde guardaban los productos para fabricar bombas. Sin resultado.

En mayo se produjo una de las operaciones más importantes contra ETA. La Policía gala detuvo a Mikel Karrera Sarobe, el jefe militar de la organización. El terrorista se había trasladado a Bayona con la intención de celebrar una reunión con sus lugartenientes. Según los expertos, para entonces, la rama que controla los comandos se encontraba prácticamente desmantelada.

Karrera había participado ya en el asesinato del policía francés Jean Sérge Nerin en un tiroteo, sin que la izquierda abertzale lo condenara. En un comunicado, además, los terroristas ya habían respondido a la Declaración de Bruselas y habían asegurado que un alto el fuego no asegura el fin del conflicto. Según los expertos, en ese momento, la máxima debilidad de ETA estaba dejando el terreno de juego libre para los defensores de buscar una salida política. Si los sectores más violentos de la organización terrorista hubiesen tenido la capacidad operativa de cometer un atentado no habrían dudado en llevarlo a cabo para poner fin al debate político de la izquierda abertzale.

Vigilados

En junio, Batasuna y EA firmaron el acuerdo del Euskalduna, en el que se comprometían con las vías políticas. Los rumores de tregua comenzaron a extenderse ante la convicción de que la rama política de la izquierda abertzale estaba presionando a ETA. La Guardia Civil seguía trabajando. La vigilancia sobre 'Golfo' y sus dos cómplices de comando no cesaba. El garaje con explosivos seguía sin aparecer.

Finalmente, el 5 de septiembre, ETA hizo público su comunicado en el que, sin hacer caso a las exigencias de un alto el fuego, decretaba únicamente el cese de las acciones ofensivas.

En los últimos días, la Guardia Civil ha decidido detener a 'Golfo' y a sus dos presuntos cómplices ante el riesgo de fuga, según el Ministerio del Interior, y ante la necesidad de localizar cuanto antes los explosivos perdidos.

Ayer, de madrugada, más de doscientos agentes pertenecientes a los servicios de información de la Guardia Civil y a los Grupos Antiterroristas Rurales (GAR) iniciaron la operación para acabar con los restos del comando. Atristain fue detenido en Usurbil, mientras que a los hermanos Besance se les arrestó en la calle Oriamendi, de Villabona. Posteriormente, los agentes realizaron ocho registros.

Los explosivos aparecieron en un garaje de Villabona. En el local se encontró una pistola con dos cargadores y munición, 85 kilos de nitrato amónico, quince kilos de polvo de aluminio y un kilo de pentrita. Además se localizaron ocho detonadores, cordón detonante, una microcámara y una cámara de vídeo. Asimismo, guardaban un Renault 19 blanco robado en 2001 en Amezketa.

Este arsenal debería haber protagonizado la campaña de la organización terrorista de febrero. Al no hacerlo, permitió el debate político que condujo a la actual situación de cese de acciones ofensivas. Su amenaza quedó ayer neutralizada.

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