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Motivos para el optimismo
VICTORIA DEL LAGUN ARO

Motivos para el optimismo

La intensidad defensiva, la circulación de balón y el acierto hicieron disfrutar al público. Lagun Aro se estrena ante su público con una victoria vibrante y trabajada

BORJA SANTAMARÍA

Lunes, 11 de octubre 2010, 10:48

La afición guipuzcoana se fue a casa con una sonrisa. Y con una victoria (73-60). El Lagun Aro mató ayer dos fantasmas de un tiro: el que decía que el Cajasol siempre ganaba en Donostia Arena y el que sentenciaba que el debut como local acababa en derrota.

Los ahuyentó dejando razones para el optimismo. En la primera parte firmó un baloncesto de altísimo nivel ante un rival con una etiqueta de fuerte que ayer no justificó. Combinó intensidad defensiva y ofensiva, buena circulación de balón, acierto exterior y domino interior. Vamos, que ilusionó, y eso formaba parte de la misión.

Lo hizo con una figura que sobrevoló el partido. Un coloso llamado David Doblas. El Cajasol llegaba con un juego interior reforzado, de campanillas, pero el cántabro se comió a quien osó ponérsele delante. A Davis y a Triguero. Incluso Joan Plaza tiró de Cabanas en el último minuto del primer cuarto. El cántabro se erigió como el máximo anotador, con 16 puntos. Tiros de cuatro metros, juegos de pies en el poste bajo, finalizaciones tras asistencias. Tiró de repertorio. Grande.

Calidad ofensiva a la que añadió su trabajo defensivo. En esta parcela, todo el Lagun Aro colaboró. El Cajasol no pudo anotar con fluidez en ningún momento. Tiró de acciones aisladas de Calloway o de canastones de Bullock, pero no fue capaz de hacerse valer en la pintura.

De hecho, entre sus pívots sumaron 17 puntos. Uno más que Doblas. Hicieron daño en el rebote ofensivo, con 17, pero no lo transformaron en puntos.

Por su parte, el Lagun Aro sí encontró la fórmula, sobre todo hasta el descanso. Consiguió generar ventajas a través de Doblas o de penetraciones de Panko y supo encontrar la mejor opción. Ésa que antes del descanso se llamó, bastantes veces, Jimmy Baron Jr. Si Doblas dio al Lagun Aro el dominio del juego, el de Rhode Island fue el encargado encender la mecha del marcador.

Donostia Arena disfrutó con él. Con un perfil de jugador que su equipo no había tenido, probablemente, nunca. Un 'killer' que enchufa en estático o saliendo de bloqueo, pero que también sabe finalizar tras bote. Un tirador y un metedor.

La combinación de ataque y defensa del GBC se reflejó en la estadística. Al final del primer cuarto, en el que Bullock no llegó a tres minutos y Uriz sujetó a Calloway, el marcador era de 20-10. El Cajasol no había sido capaz de anotar ninguna canasta de dos puntos (0/9).

En el segundo acto, un par de acciones de Satoransky ante Salgado y varias canasta de Bullock, con una mano encima, abrieron de alguna forma la lata. Eso, y los nueve rebotes ofensivos que pescaron los de Plaza en ese periodo.

Pero el GBC seguía a lo suyo. Baron, que llevaba tres triples, puso la directa hacia el aro con dos grandes bombas estilo Navarro. La rotación se unió. Los rebotes de Kone, un triplito de Sánchez, la vuelta de Uriz... Al descanso, Donostia Arena sacaba pecho: 40-26.

Algo de sufrimiento

Y el inicio del tercer acto le daría motivos para seguir haciéndolo. La conexión Uriz-Doblas continuaba haciendo estragos. Dos faxes del navarro entregados al aro por el cántabro daban a los locales la máxima ventaja, 44-28.

Pero no todo iba a ser un camino de rosas. A partir de mediado el tercer cuarto, a más de uno le sobrevoló alguno de los fantasmas que ya parecían espantados. El Cajasol es uno de los nobles y tenía que aparecer por Donostia.

Con Uriz en el banquillo tras su tercer personal, dos triples desde la esquina de Calloway devolvían al Cajasol al partido (50-40). El Lagun Aro trataba de aguantar en defensa, de hecho logró cerrar su tablero. Sólo concedió tres rebotes ofensivos tras el descanso, por los catorce de la primera mitad.

Pero en ataque la cosa ya no carburaba como al inicio. El Cajasol alternó momentos de zona, y al Lagun Aro se le espesaron las ideas. En el inicio del último cuarto combinó tres ataques seguidos con pérdidas de balón. En total fueron 19, ocho en el último acto.

Así, una canasta de Triguero desde la cabeza de la bombilla llevó el miedo a los cuerpos de la afición local. Quedaban seis minutos y el Cajasol se ponía a cuatro.

¿El día de la marmota? Nada de eso. Uriz asumió los galones, la responsabilidad, y acertó. Triplazo (60-53). El camino estaba de nuevo abierto. El final fue una concatenación de aciertos y errores en la que el Lagun Aro supo aguantar con asistencias de Salgado, puntos de Skita y una gran canasta de Baron.

El GBC puso ayer los primeros ladrillos para que Donostia Arena se convierta en un fortín. Ladrillos de buen juego, de intensidad, de los que transmiten e ilusionan. Ladrillos de los que no se caen.

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