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EFE
Viernes, 29 de octubre 2010, 04:49
El número de menores extranjeros que llega a España y pide acogerse a la protección internacional es muy bajo en comparación con el resto de Europa, ya que menos del 5% de las personas que solicitan asilo en España son menores frente al 20% que se calcula en Europa. Esta situación fue analizada ayer en una jornada organizada por Save the Children y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Francisco Ortiz, técnico de Acnur experto en la figura de protección internacional, explicó la importancia de que los profesionales que trabajan con estos menores extranjeros puedan encaminarlos hacia lo que más les conviene, que en determinados casos puede ser pedir refugio. «Es complicado explicarle al menor que tiene unos derechos, al margen de por ser menor, por haber sufrido determinados tipos de persecución, y es difícil conseguir que te cuenten cuál ha sido su situación», reconoció Ortiz.
Se trata de niños soldado, niñas que han padecido la mutilación genital, casos de esclavitud de menores, trata de niños para su explotación laboral y sexual, trabajos forzados y maltrato familiar, entre otras situaciones que han sufrido los menores que llegan a España procedentes de países en conflicto.
Estos niños pueden acogerse a la protección del país al que llegan como menores, pero también pueden optar a la protección internacional, que es una figura más extensa y les protege sobre determinadas cuestiones.
«Interés superior del menor»
Lo interesante, en todos los casos, es determinar el «interés superior» de ese menor, saber lo que es mejor para él y encaminarlo para que lo consiga.
El trabajo que tienen que realizar los profesionales con estos menores, desde los técnicos de la Administración hasta las fuerzas de seguridad y las organizaciones, es «acercarse» a ellos, en primer lugar, e intentar que cuenten su situación para establecer la figura que mejor puede defender sus derechos.
«Hay que acercarse al menor, hablar con él y entrevistarse repetidas veces porque un niño no te va a contar que le han violado o que le han obligado a hacer determinadas cosas, incluso porque lo ha interiorizado como normal y puede no ser consciente de que es malo lo que ha pasado. Ha sufrido y lo tiene interiorizado, pero no es capaz de verbalizarlo», indicó Francisco Ortiz.
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