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ARTURO GARCÍA
Viernes, 29 de octubre 2010, 04:49
Algunos le ven como un ocurrente jubilado, otros, como el gurú del sentido común aplicado a la economía. Lo que es seguro es que Leopoldo Abadía (Zaragoza, 1933) ha logrado revolucionar los criterios establecidos en libros como 'La crisis ninja', 'La hora de los sensatos' o '¿Que hace una persona como tú en una crisis como esta'? Hoy da una conferencia en Oñati invitado por la facultad de Empresariales de Mondragon Unibertsitatea, que celebra su 50 aniversario.
-¿A qué atribuye usted el éxito de sus análisis económicos?
-Aunque suene chocante, a que yo, de economía, no sé nada. Como no sé, cuando veo todo lo que pasa, trato de comprenderla en la medida de lo posible y para hacerlo la escribo para entenderla mejor. Mi sorpresa ha sido que de esos escritos la entiende también todo el mundo.
-Se ha llegado a acuñar eso de 'explícamelo al estilo Leopoldo'...
-Pero mi método no es a base de estudio y estudio, sino de discurrir y de mantenerse al día. Yo aconsejo leer dos periódicos al día, de diferente ideología a ser posible, y uno económico, si se puede.
-¿Qué cree usted que es lo más importante ahora para el ciudadano de a pie?
-Tener criterio porque eso te permite explicar lo que ha pasado, esté en su mano o no.
-¿No da la impresión que precisamente lo que se busca es que no se tenga criterio para no saber de verdad lo que ocurre en la economía puertas adentro?
-Me hacen mucho esa pregunta y no sé bien qué responder. Lo que tengo claro es que muchos de los que nos hablan de economía hablan raro porque ellos tampoco lo entienden: lo hacen sin saber muy bien hacia dónde conduce esto, utilizan términos extraños que han oido, nada más, y se quedan tan contentos. También habrá, seguro, quien hable raro para que no se le entienda a propósito.
-¿Cómo cree usted que está ahora la gente de la calle ante lo que está pasando?
-Me parece que está desconcertada y con miedo a lo desconocido. La gente también es muy sensata, ojo, y se da cuenta de que están en juego sus pensiones, el empleo, no se desentiende así como así.
-¿Y tiene capacidad de influir y decidir en lo que está pasando?
-Capacidad de decisión, no , pero sí de actuación. Lo que ha pasado es que hemos vivido en la teoría del engras para funcionar. Compramos pisos, coches, negocios, vacaciones, financiados por bancos y cajas. El sistema financiero facilitaba eso a base de 'soltar' dinero. Todo iba bien, artificialmente bien. Nos compramos un coche más caro, un piso mayor; montamos negocios mayores a las posibilidades reales y pillamos vacaciones donde más lejos, mejor. Vivíamos con una sensación de tener más de lo que había realmente. Cuando el sistema financiero se ha estropeado, te quedas con un coche, un negocio y una casa nada acorde a tu poder adquisitivo real.
-¿Nos hemos autoengañado, confundiendo valor y precio?
-Nos hemos creído que nos estaban dando facilidades sin que pensáramos que iban a venirnos después con las rebajas. No puedes culpar a la gente de haber vivido por encima de sus posibilidades porque les hicieron creer que podían meterse en eso.
-¿No había detrás una cierta forma de promover la codicia de la gente a base de especular con compraventas, vendiéndoles que, por encima de sus posibilidades, pero podían?
-Al final se pensó eso pero, yo, con 12 hijos, he vivido siempre por encima de mis posibilidades. Soy el vivo ejemplo de lo que no hay que hacer: pedir un crédito y luego otro para pagar el anterior. Lo hice, pero sin codicia: afán de supervivencia.
-¿No se está aprovechando para recortar derechos adquiridos?
-Aquí a la cárcel no ha ido nadie, nadie, de entrada. Ni va a acabar nadie. Todo el mundo sabe que muchos de los que se han 'forrado' con esta crisis deberían estar entre rejas. Siempre dije que ésta ha sido una crisis de decencia porque aquí ha habido mucho sinvergüenza.
-¿Cree que los políticos tienen algún papel decisorio?
-Creo que no entienden la situación, honestamente. Estamos en una fase que va a ser muy larga y muy dura. Lo que hay que hacer ahora es gastar con la cabeza y cambiar de moneda, del euro gastable al euro de goma, el estirable.
-La recuperación, ¿en qué cree usted que debe estar basada?, ¿en la industria o en el consumo?
-Hay dos modelos en esa línea; el europeo, que se basa en apretar el cinturón, y el americano, que está tratando de expandirse a base de fabricar dinero ¿Cuál es mejor? Creo que el honrado es el de apretarse el cinturón porque el de consumo y consumo no lleva en realidad a ningún sitio en este momento.
-¿Cree que nada va a volver a ser igual después de esta crisis ni se volverá a lo anterior?
-Y ojalá que no vuelva, de verdad.
-¿Para cuándo espera usted la salida de esta crisis?
-Eso no lo sabe nadie, y el que da fechas, está columpiándose. Están los indicadores, pero yo veo la estadística de población activa y la cifra de personas sin empleo: ahora mismo, 4,6 millones. El día que esa cifra mejore durante varios trimestres, se podrá decir que esto empieza remontar. Yo voy incluso más lejos: creo que todavía no hemos ni tocado fondo. En esta caída vertiginosa ha empezado una fase plana, horizontal, que va a ser larga. Mientras tanto, recomiendo no hacer caso a nadie que esté dando fechas porque no tienen ni idea.
-Pero una cosa será que vuelva a haber empleo en positivo y otra que sea estable, de calidad, como dicen los sindicatos, ¿no?
-Para cuando 'el ladrillo' vuelva a funcionar en España habrá pasado mucho, pero mucho tiempo.
-¿Por qué dice usted eso?
-Porque aquí los bancos no están en tan buena situación como parece. Viven de tres paradigmas: la solvencia, la liquidez y la tercera, que es la calidad de los activos; y eso no está tan claro que esté bien, incluso creo que además es mala, y que encima tienen deuda de países tipo Grecia, con malos activos, como se acaba de comprobar. De la calidad de sus activos no hablan tanto los bancos así que cuidado por ahí.
-¿En resumen?
-Creo que la situación de ahora es fea porque todos los empleos que hay que crear los tienen que generar las empresas y no se las ve por la labor. Pregúnteles usted.
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