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FERMÍN APEZTEGUIA
Sábado, 6 de noviembre 2010, 11:17
El PNV propondrá que la futura ley del Registro Civil establezca una serie de prioridades para resolver la falta de acuerdo en la pareja sobre el orden de los apellidos. Entre las soluciones aportadas debería figurar, a su juicio, la protección de los linajes menos extendidos. Esta fórmula serviría para favorecer el normal desarrollo de las distintas culturas en comunidades como Euskadi, donde conviven diferentes lenguas y tradiciones. La formación jeltzale entiende que el planteamiento del Gobierno central de favorecer el orden alfabético debería reservarse sólo como una última opción, según explicó ayer a este periódico el diputado nacionalista Emilio Olabarria.
La polémica está servida desde hace dos días, cuando se supo que el borrador de la ley de Registro Civil contiene la posibilidad de que prime el orden alfabético de los apellidos cuando la pareja sea incapaz de llegar a un acuerdo. La norma vigente hasta ahora, una de las más progresistas de Europa, data del año 1999, cuando se introdujo que los niños puedan llevar como primer apellido indistintamente el del padre o de la madre. Aquella norma, sin embargo, fijaba que en caso de conflicto primaría el nombre de la familia paterna. El actual Gobierno consideró que este aspecto era inconstitucional y planteó la propuesta que ahora se debate.
El PNV plantea establecer un orden de prioridades, encabezado por el rechazo de los apellidos que puedan tener connotaciones peyorativas o ser motivo de burla. «La primera idea es proteger al menor», defendió Olabarria. En esta línea, como segunda opción y siempre que sea posible, debería tenerse en cuenta, el criterio del niño, especialmente si es adoptado, a partir de los 8 o 9 años. Si no es posible, el juez o el funcionario correspondiente habría de intentar favorecer un acuerdo entre la pareja. Sería en este punto, ante la falta de consenso, cuando -según el PNV- habría que apostar por proteger los apellidos con menor presencia social. Sólo si la diferencia es tan pequeña que resulta irrelevante, se echaría mano del abecedario.
El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, quiso restar trascendencia al asunto y anunció que el Ejecutivo está «abierto» a las propuestas que vengan de Las Cortes. Dijo que la reforma del PP fue «absolutamente sensata», pero que dejó una excepción «que no cabe en la Constitución». La Carta Magna, recordó, habla de la igualdad entre hombres y mujeres.
La presidenta de Mujeres en Igualdad, Mercedes de la Merced, militante del PP, advirtió que la norma, tal como se plantea, favorecerá que «dentro de 4 ó 5 generaciones no existirán ni los Zapatero, ni los Rubalcaba» y sí «los Aznar».
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