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Fermín Paularena a lomos de su bici de nieve el lunes en Ibañeta. :: JESÚS DIGES/EFE
Pedaladas por la nieve
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Pedaladas por la nieve

Un novedoso sistema permite adaptar cualquier bicicleta de montaña a las superficies nevadas sustituyendo las ruedas por un patín y una oruga

PPLL

Miércoles, 24 de noviembre 2010, 04:30

Qué demonios es ese trasto? La foto que distribuyó anteayer la delegación de la agencia Efe en Navarra para ilustrar la llegada de la nieve a las cotas altas de la comunidad mostraba a un deportista subido a un curioso ingenio a medio camino entre bicicleta y trineo. En la imagen, tomada en el alto de Ibañeta, muy cerca de Roncesvalles, se veía al hombre dando pedales en una pradera cubierta por la primera nevada de la temporada. Cualquiera que se haya dado un paseo por la nieve en una bici convencional sabe que la experiencia no es muy gratificante: la rueda delantera acostumbra a hundirse, lo que hace muy difícil el avance, mientras que la trasera patina constantemente y convierte el esfuerzo del ciclista en algo inútil y a la vez exasperante.

El protagonista de la foto de Ibañeta, sin embargo, no tenía el gesto crispado. «Al contrario, iba encantado porque era la primera vez que podía probar el invento con una nieve algo consistente». El deportista resultó ser Fermín Paularena, un inquieto pamplonés que siente una irresistible atracción por cualquier cosa que se deslice: el año pasado creó el primer equipo de bobsleigh de Navarra y es miembro activo de un club de 'goitiberas', unos vehículos artesanales que protagonizan escalofriantes descensos en muchas fiestas del País Vasco y Navarra. Para cerrar el círculo, Paularena resultó ser distribuidor de la bici-trineo que probaba en el alto de Ibañeta.

«Es un sistema canadiense que permite adaptar cualquier bicicleta de montaña a la nieve sustituyendo las ruedas por un patín y una oruga», resume a modo de introducción. ¿Y funciona? «Si la nieve está en buenas condiciones es una gozada porque puedes rodar por lugares a los que hasta ahora era imposible acceder en una bicicleta». Lo bueno que tiene, añade Paularena, es que para manejarse en la bici de nieve no hace falta ser ni un experto esquiador ni un ciclista avezado. «No es necesario saber esquiar, basta con que sepas sostenerte en una bici convencional».

En cinco minutos

El kit consta de un patín que se adapta en la horquilla delantera y de un mecanismo de oruga que se acopla en el espacio de la rueda trasera. Paularena asegura que la transformación se hace en un plis-plas. «La primera vez cuesta un poco más porque hay que realizar unos ajustes para la oruga, pero una vez que todas las piezas están adaptadas en menos de cinco minutos sustituyes las ruedas normales por los neumáticos de invierno, que es como yo los llamo». El kit cuesta 530 euros, un precio que a juicio del navarro resulta bastante asequible. «Al fin y al cabo -dice- eso es lo que te vienen a costar dos ruedas de una bici de montaña de cierta calidad». Paularena tuvo su primer contacto con la bici de nieve cuando realizó el invierno pasado un curso en Austria para aprender a pilotar un bobsleigh, uno de esos trineos que se deslizan a velocidades vertiginosas por un circuito de hielo. «Vengo del mundo de la bici y nada más echarle un primer vistazo me pareció un sistema muy práctico, así que en cuanto pude me puse en contacto con la fábrica de Canadá para que me enviasen una unidad de prueba. El kit le llegó a fines del pasado mes de abril, algo tarde para probarlo con garantías. «Llegué a andar algo pero en esa época la nieve estaba ya muy 'sopa', demasiado blanda para ir a gusto». Se quedó con las ganas y en cuanto supo el pasado lunes que los primeros copos empezaban a cubrir las alturas pirenaicas cogió su coche, metió dentro su bici de nieve y puso rumbo a Ibañeta. «Todavía no hay una capa consistente, pero la vuelta que me di me bastó para darme cuenta de que es un trasto enormemente divertido». Manejar la bici de nieve, insiste, es igual que montar una de asfalto. «Puedes ponerte de pie, balancearte de un lado a otro para pedalear y realizar todos los movimientos que haces en una bici normal». La única diferencia es la frenada: «Hay que acostumbrarse a derrapar como en el esquí alpino porque el freno convencional no sirve de mucho, pero enseguida la coges el truco».

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