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CRISTINA TURRAU
Jueves, 2 de diciembre 2010, 14:48
La solidaridad de los guipuzcoanos con la niña Janire sigue creciendo. La cuenta abierta por iniciativa popular para que la familia afronte los gastos extra que necesita este bebé de un año de vida ha recaudado ya 10.000 euros. Numerosas firmas se han recogido en un texto de apoyo para que las autoridades vascas se hagan eco de las necesidades especiales de la niña. Ayer fue un día grande en la casa de la familia en Errenteria: David Fernández, enfermero de la DYA, empezó a realizar tareas de cuidado de Janire.
El Ayuntamiento de Errenteria sufraga el coste de esta ayuda de 4 horas y media semanales. Mari José Oreja, madre de Janire, podrá dejar a la niña en buenas manos para atender a su hija mayor, Zahira, de 12 años. «Tanta solidaridad me está emocionando», asegura la madre.
Janire padece una tetraplejia y coge el aire por un respirador artificial. No come por la boca, sino que se alimenta a través de una sonda instalada en el abdomen. Hasta ayer, su madre Mari Jose Oreja no podía separarse de ella ni un minuto. Un reportaje publicado en DV hace unos días (Janire se empeña en vivir) despertó la solidaridad de los guipuzcoanos.
«Los mensajes de apoyo no han parado desde la publicación de aquel reportaje», afirma Mari Jose Oreja. «Llamadas a nuestra casa, mensajes en internet, reflexiones preciosas y emocionantes en las redes sociales... La verdad es que todo lo que está ocurriendo ha supuesto para mí un aporte anímico impresionante».
La casa de Janire en Errenteria acogía en la mañana de ayer una importante novedad. David Fernández, enfermero de la DYA de 34 años, se ocupaba por primera vez de la niña. A partir de esta semana Mari Jose Oreja dispondrá de una ayuda semanal de 4 horas y media. «Hoy no me voy a ir de casa, voy a estar todo el tiempo con David», explicaba la madre. «Son muchas horas las que he pasado con mi hija y quiero que todo quede bien atado».
David, que hace unos días acudió a la casa de la familia a conocer a Janire, comprende las necesidades de la madre. «Está claro que necesita salir a tomar un café, hablar con amigas y desahogarse. La situación que está viviendo es muy intensa».
David conoció el caso de Janire por el reportaje publicado. «En seguida recibí un correo electrónico de Nuria, mi compañera de la DYA. Me comentó el caso y la posibilidad de venir a cuidarla. El reto me llamaba mucho la atención y, como otros tantos, le dije que sí, que hablaríamos».
Se trataba, eso sí, de un servicio un poco especial que auguraba una implicación intensa, lo que le daba un cierto respeto. «La semana pasada vine a Errenteria a conocer a la niña y la vi estupendamente, mucho mejor que la idea preconcebida que me había formado al leer la noticia».
Una madre coraje
El enfermero encara el reto con una actitud muy positiva. «Estamos ante una madre coraje que, en muy poco tiempo, aprendió unas técnicas de enfermería casi al alcance de profesionales», dice.
Como padre de tres hijos de 9, 7 y 2 años, David se siente muy cercano a la niña. «Trabajo como enfermero en el Hospital Donostia en la UVI y con personas mayores. La experiencia con niños la tengo en casa».
Es enfermero de la DYA desde hace dos años, pero entró como voluntario en 2002, conduciendo ambulancias. «La DYA te da la posibilidad de ir ahondando en conocimiento, tanto de tí mismo como de los demás. Y la experiencia con Janire va a ser importante en este camino». Antes de llegar a la casa de Errenteria donde reina la serie de dibujos animados 'Pocoyo' tenía miedo a empatizar en exceso con la situación. «Una vez aquí sientes que todos estamos en el mismo barco y que hay que remar para adelante».
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