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ÁLVARO VICENTE avicente@diariovasco.com
Sábado, 4 de diciembre 2010, 14:24
Los Uria no perdonan. Quieren a los asesinos de Inaxio en la cárcel y no ocultan su desprecio por ETA y por quienes les apoyan. Bastaron veinte líneas de un comunicado escrito para exteriorizar sus sentimientos cuando se cumplieron ayer dos años desde que 'Gorrixe', como era conocido por su tez colorada, fuera abatido por los disparos de un terrorista junto a su empresa Altuna y Uria. Tenía 71 años y todavía seguía manchándose las botas de barro en las obras.
El texto hecho público por la familia Uria Aramendi es contundente. Sale de dentro. Está meditado. Es reflejo de lo lentos y dolorosos que han sido estos 730 días. «El daño que nos habéis hecho no lo olvidaremos nunca», claman los Uria en alusión a ETA, a la que le expresan además su «desprecio y odio». También a «sus cómplices y a todo aquel que defienda el terrorismo».
ETA dejó a los Uria sin su gran referente. Todo cambió para su mujer, sus cinco hijos, ocho hermanos y 32 sobrinos. No hay consuelo para ellos. Ni la detención, el pasado mes de febrero, del presunto asesino de este empresario incansable, oculta su dolor. Al asesino le quieren entre rejas «para siempre» porque -reza el comunicado- «nosotros también, junto a las demás víctimas, estamos en la cárcel del sufrimiento desde hace dos años condenados a sufrir toda la vida». El hueco dejado por Inaxio es grande y los Uria Aramendi se niegan a cerrar los ojos ante el sufrimiento provocado por el terrorismo.
Los Uria volvieron a verse arropados por allegados, vecinos y ciudadanos anónimos, además de por una nutrida representación política en la misma esquina, a los pies de la Basílica de Loyola, donde Inaxio fue asesinado y donde ahora un monolito, en el que se cobija una imagen de la virgen de Olatz de la que Inaxio era devoto, le recuerda para siempre. Tampoco faltaron en ese mismo lugar las flores, las velas, los poemas, ni los mensajes de apoyo a la familia.
Ayer, como aquel 3 de diciembre de 2008, llovió a cántaros, aunque los rayos de sol terminaron colándose entre el mar de paraguas. Hubo quien vio en esa luz un motivo de esperanza ahora que parece vislumbrarse el final del terrorismo en Euskadi. Es el deseo de los Uria, una familia de trabajadores al que arrebataron su faro. «Ojalá ETA desaparezca pronto y el terrorismo no vuelva nunca a nuestra historia que no ha traído otra cosa que sufrimiento y dolor», aseguran sus familiares.
El asesinato de Inaxio Uria es el último de un guipuzcoano en la larga lista de víctimas de ETA en sus más de cincuenta años. Luego vendrían el asesinato de Eduardo Puelles, de los dos guardias civiles en Palmanova y del gendarme francés a las fueras de París. Hasta hoy. «Con la violencia y asesinando a personas jamás habéis conseguido nada -en alusión a ETA-, ni lo conseguiréis nunca». Un mensaje éste que fue respaldado ayer por otras víctimas de ETA presentes en Azpeitia como la viuda de Isaías Carrasco y su hija Sandra. A las dos familias les une el dolor y el saber que el presunto asesino de sus familiares está en la cárcel.
Respaldo político
A la concentración acudió una amplia representación política. El Ejecutivo de López estuvo representado por el consejero del Interior, Rodolfo Ares, además de por el consejero de Transportes, Iñaki Arriola. El diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y la presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Rafaela Romero, encabezaron la representación institucional de nuestro territorio.
Por parte del PNV acudió su presidente Iñigo Urkullu, además del líder jeltzale en Gipuzkoa, Joseba Egibar, mientras que el PP vasco estuvo encabezado por su presidente Antonio Basagoiti y su líder en Gipuzkoa, Borja Sémper. Acudieron también dirigentes del PSE y la portavoz de Aralar en la Cámara vasca, Aintzane Ezenarro.
La concentración silenciosa se rompió con una largo y cálido aplauso. Muchos de los ciudadanos anónimos y representantes políticos terminaron en el bar Kiruri, en el que Inaxio jugaba al mus con sus amigos. A todos ellos la familia Uria Aramendi quiso agradecerles su apoyo. También mostraron su solidaridad a «todas las víctimas». «Y cómo no, a todos los que día a día expresáis vuestra repulsa a ETA y a la violencia» porque, dice el comunicado, «entre todos conseguiremos que este pueblo viva en libertad, sin ETA, sin asesinos».
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