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IÑIGO MORONDO
Jueves, 16 de diciembre 2010, 04:17
El proyecto para regenerar el espacio ferroviario era, hasta ahora, una gran idea surgida y desarrollada en Irun, consensuada por todos los grupos políticos representados en el Ayuntamiento y exportada al exterior por el alcalde de la ciudad, que la había presentado en la comarca, en media Gipuzkoa, en el norte de Navarra, en Vitoria y hasta en Madrid. No es poco, pero era, insisto, hasta ahora, algo más que un tema de conversación.
Ayer dio su primer paso hacia la realidad. Un primer paso «importante y necesario», coincidían los portavoces de todos los grupos. Cada uno matizó y explicó cuanto de importante, cuanto de necesario. Pero compartían el mensaje. El Protocolo institucional al que el Pleno daba luz verde es «importante y necesario».
¿Por qué importante? Porque por primera vez, queda constancia formal y escrita de que 8 instituciones (Gobierno central, Gobierno Vasco, Diputación Foral, Ayuntamiento de Irun, Adif, Renfe, Eustrenbideak y ETS) admiten que hay que hacer algo, reconocen que la propuesta elaborada y defendida por el Ayuntamiento de Irun es lo que hay que hacer y muestran su voluntad de llevarlo a cabo.
¿Por qué necesario? Porque aunque de aquí a su traslación física habrán de darse multitud de pasos, tendrán que firmarse convenios, aprobarse proyectos, consignar partidas presupuestarias y ejecutarse infinidad de obras. Pasarán años (se hablaba ayer de 20 o 25) para que lo pensado sea real, pero nada de eso se puede poner en marcha en proyecto tan complicado si no existe el acuerdo que ayer salía de Irun con una aprobación prácticamente unánime. Sólo Peio Gaskon se abstuvo, el resto votó a favor. Explicó, además, que su abstención no se debía a otra cosa más que a su preocupación y desacuerdo con que parte de los espacios para la gestión de las mercancías se trasladen a una zona hoy no urbana como la de Larramon, en Gaintxurizketa. «Hay que optimizar los suelos ocupados antes de ocupar nuevos», afirmaba.
Compromisos reales
Sin negar la importancia ni la necesidad de este documento, la oposición se afanó en subrayar que hay muchas cosas en el aire. Especialmente una, la madre de las preocupaciones en una intervención de este calado: la financiación.
Este protocolo es, por definición, un protocolo de intenciones. Por esa razón, el propio texto avanza que todas «las pautas, criterios e intenciones» que recoge «deberán concretarse en uno o más convenios de desarrollo para adquirir naturaleza de acuerdo vinculante». Antes hay que avanzar en los estudios técnicos y económicos, de los que el Ministerio de Fomento ha iniciado los relativos al impacto ambiental y la llegada del TAV.
El delegado de Planeamiento Urbano, Miguel Ángel Páez, recordaba también que «Fomento mantiene su inversión en la 'Y vasca' con el compromiso de acometer la inversión necesaria para que la alta velocidad llegue a la ciudad». También añadía otros detalles que recoge el documento como que «todos los recursos generados por los cambios de uso de los suelos se quedan en Irun», y que se «acepta la propuesta que ha hecho Irun para ordenar el espacio ferroviario; no como en otros lugares, donde la ordenación se hizo desde fuera de la ciudad». Gobierno Vasco y Diputación, dentro de sus competencias, desarrollarán estudios para mejorar la intermodalidad de las infraestructuras y el Ayuntamiento se compromete a promover hasta su aprobación definitiva el planeamiento urbanístico y los proyectos de infraestructuras técnicas ferroviarias y a hacer posible el desarrollo inmobiliario de los suelos liberados.
«Hasta ahora», recordaba el acalde, José Antonio Santano, «de esto sólo hablaba el Ayuntamiento de Irun. Ahora, por primera vez, todos los que tienen algo que decir, dicen que están de acuerdo. Se define el papel que ha de jugar cada parte, en algunos casos hay hasta aportaciones presupuestarias». Quiso destacar la cualidad de «sostenibilidad» de este proyecto porque «mientras otros crecen hacia fuera, ocupando suelos, Irun crece hacia dentro, generando más ciudad en la ciudad. Y sí, hay residencial, pero la mitad de lo que podría haber porque todos los que estamos aquí, en este Pleno, hemos querido que sea así, que haya actividad económica, innovación, educación. La unanimidad de todos nosotros ha sido un valor a la hora de hablar con otras instituciones».
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