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ARTURO GARCÍA
Viernes, 17 de diciembre 2010, 04:17
El vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz, se alineó ayer de forma clara en contra de las tesis «catastrofistas» que sitúan a la economía española al borde del desastre por la desconfianza que despiertan en los mercados las medidas acometidas para parar la crisis.
Sáenz no sólo se mostró convencido de que España «no está en zona de alto peligro» sino que fue tajante respecto a la capacidad del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para liderar la salida de la recesión: el Gobierno Zapatero cuenta, en este momento, con el crédito preciso y «las energías» para afrontar la crisis y acometer las medidas oportunas.
Saenz hizo estas consideraciones durante su intervención en el Foro Liderazgo Euskadi que organizan la Deusto Bussiness School y el diario El Correo, entre otros. Como no podía ser de otra forma, las preguntas de los allí congregados, representantes de la clase política, empresarial y social vasca, fueron todas en la línea de dilucidar cuál es el futuro que le espera a la economía española en medio de esta incertidumbre financiera.
El directivo trasladó en todo momento un mensaje de confianza respecto a la capacidad de la economía española para afrontar la recesión y la idoneidad de las políticas y medidas anunciadas por el ejecutivo socialista.
Asimismo, descartó que España vaya a necesitar un rescate o que tan siquiera esté en una situación de riesgo real o se vaya a ver abocada a una intervención de urgencia como ha ocurrido en Irlanda o Grecia. «En términos realistas y de probabilidad, yo diría que esa probabilidad no existe», decartó.
«Majaderías»
Sáenz tildó de «majaderías» las especulaciones sobre una salida del euro, y se mostró convencido de que la economía española «está bastante al abrigo de esta situación» a pesar del «castigo» que está recibiendo, sobre todo, en términos de «deuda y liquidez».
Igualmente, se mostró «razonablemente optimista» respecto al futuro de la economía española mientras acometa con rigor el triple ajuste en el que está inmersa: del sector privado, mediante el ahorro y el ajuste de costes «para superar su apalancamiento»; del déficit público, para lograr la credibilidad de los mercados internacionales, y una reestructuración profunda del sistema financiero.
Tras recordar que para lograrlo es preciso tener «una hoja de ruta clara» y una ejecución «muy rigurosa» para acometer un ajuste modalidad «terapia de shock», en su opinión no hay razón para negar esa credibilidad a los planes de ajuste tanto públicos como privados». Tras solicitar al Gobierno «la liberalización de todos los mercados que pueda», celebró la reforma de las pensiones y el retraso a los 67 de la edad de jubilación porque va «en la buena dirección», aseguró.
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