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P. DE LAS HERAS
Sábado, 18 de diciembre 2010, 04:48
El Gobierno no es en absoluto ajeno a los rumores que apuntan a un próximo comunicado en el que ETA dará un paso en la dirección anunciada por Batasuna, es decir, hacia un alto el fuego «unilateral, permanente y verificable». Los ha «oído», según remarcó con cierta intención el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, y se mantiene atento, pero de momento no mueve una ceja. No lo hará en tanto los amagos no se traduzcan en «hechos». Y aún en el supuesto de que ETA hable, el Ejecutivo mantendrá la cautela. «He dicho claro que eso de las treguas se acabó -recordó el también ministro del Interior-; que ya no vale».
No es la primera vez que Batasuna alimenta la idea de que esta vez sí ETA dará un paso definitivo hacia el fin de la violencia. Pero cada vez que, en los últimos tres meses, ha intentado preparar el terreno para un supuesto cambio de ciclo, no se ha acercado a las expectativas generadas y todos han sido considerados «insuficientes» no sólo por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sino por todas las fuerzas democráticas. Y, aún así, tanto Rufi Etxeberria -que el jueves fue entrevistado en Radio Euskadi-, como Joseba Permach y Joseba Álvarez -que ayer publicaron un artículo en Gara- mantienen vivas sus esperanzas.
Los miembros de Batasuna interpelaron al Ejecutivo a que haga algún gesto. Álvarez y Permach son autocríticos por el modo en el que se gestionó la última tregua de ETA. Un alto el fuego que, reconocen, «no supimos aprovechar». Pero piden reciprocidad. «El resto de las partes también ha de reflexionar sobre cómo aporta su granito de arena para que el camino siga adelante», añaden.
La respuesta inducida de Rubalcaba fue rocosa. Recordó que durante muchos años las fuerzas democráticas manejaban un escenario para el fin del terrorismo en el que la declaración de una tregua resultaba determinante. Pero esa idea voló por los aires tras el fallido proceso de paz de la pasada legislatura. «Ya no es así, ya no vale; ahora el Estado espera que la violencia acabe», dijo. Una posición en la que socialistas y populares se dan la mano.
Batasuna pretende, aún así, que el PSOE mantiene esa postura por la presión del PP y no por convicción propia. Y, en esa línea, el presidente de los populares vascos, Antonio Basagoiti, alega que su partido es el único que defiende el fin «decente» de ETA. «Siempre que alguien ha pensado que ETA se ha vuelto buena, o que Otegi era hombre de paz o que no sé quién era menos malo se han equivocado y ha servido para que ETA siga atentando; las cosas claritas», exigió.
Discurso junto a PP y PNV
El vicepresidente primero del Gobierno afirmó, no obstante, que la estrategia del Ejecutivo sigue siendo la misma y que los populares -con los que acaba de pactar una amplia reforma de la ley electoral para tapar cualquier agujero por el que Batasuna pudiera concurrir a las elecciones- están informados de ello. «No sé cuántas veces he hablado esta semana con el PP de política antiterrorista, pero han sido varias», dijo, para reiterar que la tregua no basta.
Las palabras de Rucalcaba confirman que un posible gesto de ETA no variará la estrategia antiterrorista del Ejecutivo central. Y, de paso que no se apea de su postura de exigir a la izquierda abertzale que arrastre a ETA definitivamente al final del terrorismo o, en caso contrario, se produzca un desmarque rotundo.
El Ejecutivo también se sacude la presión de las formaciones nacionalistas, que insisten en pedir la derogación de la Ley de Partidos, y pretende desmentir al PP, que sostiene que el Gobierno prepara la legalización de Batasuna.
Los socialistas, en cualquier caso, confían en lograr articular un discurso unitario junto a PP y PNV, que también se han mostrado exigentes con Batasuna, y que, según ha podido corroborar este periódico, lo seguirán siendo si como se espera el comunicado no se traduce en el fin de ETA y se queda en un anuncio de tregua unilateral, permanente y verificable, respondiendo a la Declaración de Bruselas y el Acuerdo de Gernika.
Fuentes próximas a Sabin Etxea están convencidas de que el Gobierno central no se quedará de brazos cruzados en caso de producirse este comunicado. Entienden que valorará el paso de ETA, que tendrá algún «gesto positivo» en torno a su política penitenciaria y que abrirá un resquicio para que la izquierda abertzale pueda crear un partido nuevo siempre que acredite un desmarque nítido de cualquier tipo de violencia, ajustándose a la Ley de Partidos.
De ahí a implicarse en un proceso de diálogo la distancia es amplia, pero según detallan estas fuentes «no hay duda de que el nuevo escenario político en Euskadi sería distinto y habría que aprovecharlo».
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