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El montañero Juan Mari Ansa, en plena ascensión.
«El atardecer en Balerdi es una experiencia única»
TOLOSA

«El atardecer en Balerdi es una experiencia única»

Juan Mari Ansa Montañero. Presenta hoy en el Topic, a las 19.30, su libro sobre las Malloas de Aralar

JUANMA GOÑI

Martes, 21 de diciembre 2010, 09:56

A pocos kilómetros de Tolosa existe un paraíso llamado 'Las Malloas'. Es un parte emblemática de Aralar, una sierra muy ligada a nuestra comarca. El montañero donostiarra Juan Mari Ansa ha escrito un libro que está llamado a convertirse en referencia obligada para todos los amantes de la montaña en general y de las Malloas en particular. Hoy se presenta en el Topic a las 19.30 horas, con audiovisual y posterior coloquio.

-¿Cómo surgió la idea de escribir un libro sobre las Malloas?

- A principios del 2002, Lucas Mendikute, por entonces presidente de los Amigos de Aralar, me pidió colaborar para una revista que pretendían editar el año 2003 con motivo del 75 aniversario de la fundación de la sociedad. El tema debía versar lógicamente sobre la Sierra de Aralar. Iniciado el trabajo, la información fue acumulándose de tal manera que pronto vimos la imposibilidad de poder reflejarla en una revista, razón por la que decidimos lanzarnos a la edición de un libro de mayor calado aunque para ello debiéramos olvidarnos de efemérides y fechas concretas.

-¿Cómo definiría las Malloak de Aralar? ¿Cuáles son sus principales características?

- Junto con los montes de Ataun, es sin duda la parte más agreste de la sierra de Aralar. Los desniveles que presenta desde los pueblos del pie de monte de Araitz hasta las cumbres de las Malloas sobrepasan los 1.000 metros de altura, ofreciendo un relieve comparable al de muchos macizos pirenaicos.

-¿No le parece que a veces nos obsesionamos por viajar a territorios lejanos que no tienen nada que envidiar en belleza y naturaleza a las Malloas?

- Quienes frecuentamos la montaña con asiduidad tenemos unos ciclos durante el año teniendo en cuenta las estaciones. Durante el verano nos dedicamos más a visitar el Pirineo o los Alpes. Las Malloas, debido a la gran pendiente que presentan, resultan muy complicadas durante el invierno por la niebla, lluvia y sobre todo la nieve. Sin duda la época más propicia para visitarlas es la primavera, ya que la hierba está todavía muy corta y deja entrever mejor los senderos.

-Su libro es prácticamente una «enciclopedia» sobre las Malloas. ¿Cómo resumiría lo que se va a encontrar el lector?

- El libro presenta dos partes claramente diferenciadas: Una de carácter técnico dedicada exclusivamente a los itinerarios, y otra cultural en la que se recogen multitud de historias y leyendas de personajes del valle, junto con un estudio titulado 'Belar Kableak: Cuando la hierba baja del cielo', dedicado a la implantación de los cables aéreos que se utilizaron para la recogida de la hierba de las Malloas.

-Algún consejo para alguien que no haya estado en las Malloas. ¿Por dónde le recomendaría empezar?

- Las Malloas conforman un relieve bastante accidentado que infunde cierto respeto a quienes no las conocen. Salvo las rutas más habituales de Beluta, Baratzail, Astunalde y Zarate, el resto pueden presentar dificultades de orientación ya que los senderos, poco frecuentados, van cayendo en el olvido. Por lo tanto, además de tener en cuenta la climatología, es conveniente recorrerlos, la primera vez, con alguien que los conozca.

-Tolosa siempre ha estado muy ligada a las Malloas y a Aralar...

- Desde Tolosa, además de visitar las consabidas cumbres de Uzturre y Hernio, siempre se ha tenido como referencia las cumbres de Aralar. Además, curiosamente, el punto más alto de la villa se encuentra a 1.262 metros de altitud en el monte Artubi, cima perteneciente a las Malloak. Es verdad que Larraitz, Amezketa y Guardaetxe han sido desde siempre los puntos habituales de partida hacia sus cumbres, por lo que estas rutas, que tienen su origen en el valle de Araitz, ofrecen todo un nuevo escenario para explorar.

-¿Cuál es la zona de las Malloasque más le gusta?

- Pese a que Irumugarrieta sea la más alta, quizá Ttutturre y Balerdi sean las cumbres más emblemáticas, siendo esta última una incomparable atalaya. Disfrutar, durante las largas tardes primaverales, de las últimas horas del día desde su cima es una experiencia inolvidable que recomiendo a cualquier montañero.

-Cuénteme alguna anécdota para terminar...

- Recuerdo un día en el que un grupo de personas, provistas de una vieja balanza romana, recorrimos una parte de la sierra pesando varias piedras (Proba-harriak) que contaban con una singularidad. En otros tiempos habían servido a los pastores para medir sus fuerzas en sus múltiples desafíos. En aquella ocasión nos acompañaron dos harrijasotzailes (Luismari y Urtzi Telleria, padre e hijo) que se brindaron a levantarlas para que pudiéramos conseguir el correspondiente reportaje fotográfico.

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