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Vista general de la Calle Okorro, donde desvalijaron una vivienda. :: MARÍN
Un preocupante fin de año
ORDIZIA

Un preocupante fin de año

Una familia, vecina de la calle Okorro, encuentra su casa desvalijada al regresar de sus vacaciones navideñas

PPLL

Martes, 4 de enero 2011, 03:40

El ya concluido año 2010, sobre todo a lo largo del segundo semestre, ha asistido en la localidad a una sucesión de robos, especialmente en establecimientos públicos sin precedentes, cuando no reiterados, todo ello sin obviar otras circunstancias no menos preocupantes, ejercicio que no sólo concluía en sintonía sino que asistía y abría la cuenta del siguiente, temido y esperado paso, el robo, mejor dicho saqueo, de un domicilio.

Cabe reseñar a su vez que, durante la madrugada del jueves día 30, los ladrones accedían desde el patio, por una puerta trasera, a la droguería Arrieta, ubicada en la calle Santa María, de donde se llevaban perfumes y otros artículos.

Justo la víspera, el día 29, sobre las 6 de la tarde, de regreso de unos días de visita a la familia en tierras sorianas, los moradores de un tercer piso de la calle Okorro (periferia del municipio), en Altamira, se llevaban el susto de su vida al encontrarse su casa desvalijada.

Cuenta el cabeza de familia, que prefiere mantener, si no el anonimato sí cierta reserva, que el día 22, junto a su mujer, todavía ayer muy afectada por el dura experiencia, pusieron destino a Soria para visitar a su madre.

Mis hijos todavía se quedaron hasta el mediodía del día 24 y ya el 29 regresamos todos. Con las maletas y demás trastos, el primero en subir a casa fue mi hijo, (19 años), quien al bajar, con la cara desencajada, sólo fue capaz de articular un «nos han robado». «Subimos y literalmente la casa estaba patas arriba. Todo, habitación por habitación, la sala, etcétera. El suelo era una amasijo de ropa, papeles. ¡De miedo!», enfatiza.

«Lo primero que hicimos fue llamar al 112, y rápidamente se presentó la Ertzaintza».

La primera conclusión es que habían mantenido vigilancia y que no esperaban a nadie. Profesionales, accedieron por la fachada hasta el balcón del tercer piso y de allí a la vivienda.

«Cuando comentas el tema con los vecinos y empiezas a atar cabos -reseña- unos te dicen que oyeron ruidos la noche de Nochebuena pero que pensaron que estaríamos de celebración, otro, que esa misma noche a las 2 de la madrugada se cruzó con gente extraña, etcétera».

«A sus anchas»

«Todo parece indicar que camparon a sus anchas en casa, y que pasaron aquí, prácticamente, la noche. Seleccionaron lo que se iban a llevar e incluso tuvieron tiempo para usar una pipa de agua decorativa, que me trajo mi hermano de un viaje a Egipto».

«Se han llevado todos los aparatos electrónicos; televisiones, ordenadores, la psp, la nintendo, la cámara de vídeo, etcétera. El joyero familiar, ese que responde como en nuestro caso a 25 años de casados, y a algún detalle que has recibido de la familia. Y yo que soy aficionado a la relojería una colección de relojes, en total unos 80. El dinero en metálico que había en casa; algo que habíamos sacado para estos días y las huchas de los chavales. Ropa de marca, por supuesto de los hijos. La nuestra no tenía interés». «Según vamos ordenando nos vamos encontrando con nuevas y desagradables sorpresas».

«Creo en cualquier caso que más que la pérdida material o económica, es mucho peor el daño anímico, la frustración que te queda, la constatación de que han violado tu privacidad, de que se han llevado tus apegos, tus recuerdos. Es indignante», subraya.

«No dejo de darle vueltas al hecho de que me hayan estado vigilando, a mí, que no soy más que un trabajador. ¿Y si me lo han hecho a mí, a quién no se lo hacen?».

«Y si un disgusto así te derrumbe, ahora viene la segunda parte. Toca pelear con los seguros ante los que tienes que demostrar que eras el titular de tus bienes. Hay que presentar facturas y demás documentos, es un rompecabezas terrible. Parece que no te creen y que el delincuente eres tú».

«Aunque nos cubrieran las pérdidas al 100% en ningún caso conseguirían compensarnos de todas las repercusiones de este mal trago. Para empezar, te quiebra la salud».

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