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ALFREDO TAMAYO AYESTARÁN
Lunes, 31 de enero 2011, 03:32
Ee trata del grito en Francia de Stéphane Hessel con su libro-panfleto titulado 'Indignez vous' (Indignaos). Un fenómeno editorial insólito que va ya por las diez ediciones en un tiempo récord de apenas tres meses y que ocupa el primer puesto de la lista de los libros más leídos en Francia. Su autor es un hombre de 93 años en plenas facultades con un largo historial de resistente a las órdenes del general De Gaulle, preso y torturado por la Gestapo, confinado en el campo de concentración de Buchenwald, comandante de la Legión de Honor, secretario de aquella importante comisión internacional que en diciembre de 1948 redactó la famosa 'Declaración de los derechos del hombre'. Ha estado vinculado al Ministerio de Asuntos Exteriores hasta su jubilación.
Stéphane Hessel nació en Berlín pero pronto sustituyó su nacionalidad alemana por la francesa. Hombre de izquierdas a lo largo de toda su vida se rebela ahora contra la indiferencia y la pasividad de sus conciudadanos en un tiempo borrascoso en que hay más razones que nunca para la indignación y la rebeldía. El escrito apasionado de Hessel es una apuesta por la dignidad del hombre y a la vez un acto de fe en su capacidad de indignarse cuando ésta se ve conculcada. La respuesta del público francés vaciando las librerías edición tras edición le ha dado la razón. Por otra parte el eco que ha encontrado este librito que no llega a las cuarenta páginas es un signo claro de que Hessel, con su lenguaje sincero y hasta en cierto modo brutal, ha tocado un problema y una inquietud que anida en el corazón de la ciudadanía sobre todo en el de los más jóvenes a quienes invita a rebelarse pacíficamente contra un cúmulo de disfunciones que amenazan a la ciudadanía.
Hessel enumera estas disfunciones. La primera tiene relación con la política y los políticos. No le gusta para nada el presidente Sarkozy. Le cree en el fondo débil e inseguro y por eso arrogante y necesitado de afirmación. Piensa que en tres años de mandato presidencial no ha resuelto ninguno de los problemas serios que afectan a Francia. Aunque de cree que Berlusconi es todavía peor y Bush mucho peor. Tras un viaje que hizo a la franja de Gaza, donde contempló los efectos horribles de los bombardeos israelíes, acusó al estado de Israel de genocidio y de crímenes contra la humanidad. Y a la vez criticó la condescendencia y cobardía de su país frente al genocida. El autor del librito sin embargo reserva sus críticas más afiladas contra el sistema económico financiero reinante. Francia se está resintiendo sus efectos perniciosos. La distancia entre ricos y pobres crece constantemente. Estamos condenando a millones de personas dentro y fuera de Francia a vivir en condiciones precarias. El estado del bienestar se va desmoronando día tras día. Existe un reparto de la riqueza cada más desigual y una presión creciente sobre los salarios en beneficio de los dividendos de los consejos de administración. Nunca, nos dice, el dinero se ha mostrado tan insolente, tan impúdico, tan sin entrañas. Nunca directivos de bancos se han ido al retiro con pensiones tan astronómicas como ahora. Y los políticos lejos de rebelarse y resistir a la tiranía del dinero bailan al son que ejecutan sus dueños.
Stéphane Hesse, además de ser un ecologista reconocido, angustiado por el deterioro creciente del planeta, es un hombre a quien le encanta la gran poesía, la de los Baudelaire, Hölderlin, Rilke, Rimbaud, etc. Y naturalmente le afecta el problema de la trascendencia. Pero sin inquietarle demasiado. Contempla la muerte con serenidad estoica. Y su fe es ante todo, como dijimos, fe en el hombre y en el despertar de su conciencia ahora frente a este descomunal desastre que representa esta primera década del nuevo siglo.
Que el librito de Hessel haya suscitado una auténtica revolución editorial en Francia debe darnos que pensar. Es sin duda el país vecino la nación con mayor conciencia ciudadana de derechos y libertades de Europa y con mayor sensibilidad frente a todo lo que los pone en peligro. El fenómeno Hessel con su librito 'Indignez-vous' no debemos dejarlo pasar indiferentes. Contiene también una seria admonición para nosotros, los que padecemos como nadie la tiranía obscena del dinero y la incompetencia de nuestros gobernantes con la carga escandalosa de los más de cuatro millones de parados. También para nosotros está escrito y con máxima propiedad el grito de 'Indignaos'.
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