Borrar
Las diez noticias clave de la jornada
Beso (2008). Asiento de una plaza y media con estructura de madera y patas metálicas.
«Siempre me he sentido discapacitado»
Javier Mariscal, Dibujante

«Siempre me he sentido discapacitado»

El dibujante valenciano estrena la película 'Chico y Rita' con Fernando Trueba y prepara la exposición de final de año en el Kubo

ALBERTO MOYANO

Domingo, 6 de febrero 2011, 15:37

Si parece travieso probablemente sea porque en realidad lo es. A las mil y una actividades en las que habitualmente se encuentra inmerso Javier Mariscal (Valencia, 1950), se suma estos días la promoción de 'Chico y Rita', fruto de la línea de colaboración que mantiene con el director Fernando Trueba desde hace años. En esta ocasión, se trata de una película, que se estrenará el próximo día 25, y de un cómic, basado en la misma historia. Entre una cosa y otra, el diseñador valenciano clausuraba el pasado lunes la exposición retrospectiva que ha ofrecido en La Pedrera de Barcelona y comienza a bosquejar -al menos en su mente- los ejes centrales en torno a los cuales se articulará la muestra que presentará en la Sala Kubo de Donostia en el último trimestre del año.

En el transcurso de una entrevista telefónica con este periódico, el diseñador -«en realidad, me considero un dibujante»- habla sobre sus proyectos actuales y futuros, en un discurso en el que salta del acento catalán al cubano y de éste, al vasco. En todo caso, Mariscal salta del cómic al cine y de ahí, al interiorismo, al diseño o a la fabricación de imágenes de marca. Cualquier cosa que le permita trabajar en equipo y entrar en contacto con otros talentos porque «yo me he sentido siempre discapacitado», asegura, en una expresión que es menos una definición que una declaración de principios.

El Premio Nacional de Diseño 1999 se encargará de clausurar la programación anual de la Sala Kubo del Kursaal con una exposición que se inaugurará en el último trimestre de 2011 y cuyo contenido aún está por definir, aunque sí que tiene claro que será algo completamente distinto a lo expuesto en la retrospectiva de La Pedrera. La idea comenzó a tomar cuerpo hace alrededor de un año, cuando «vinieron al estudio las dos representantes de la Sala -Mariví Arcaya y María José Aranzasti- para proponerme que hiciera una exposición en Donostia. Me dije. 'No me lo puedo creer. ¿En ese espacio tan bonito? ¡Anda la hostia!'. Son dos bellísimas personas a las que les encanta lo que haces y que piensan que puede ser una buena ocasión para conectar con el público de San Sebastián y de su entorno. Y yo, encantado», proclama el diseñador.

En aquel momento, Javier -Chavi para sus amigos, sus colaboradores y su web- Mariscal tenía ya en mente el esquema de la muestra realizada en el espacio barcelonés, «también patrocinada por La Caixa», señala, para añadir de inmediato que «vuestro espacio no tiene nada que ver con el de La Pedrera y es una buena ocasión para reflexionar sobre el trabajo del estudio y presentar otra propuesta. Y en eso estamos». Hace unos meses, tuvo la oportunidad de visitar la Sala Kubo para familiarizarse con el espacio y comenzar a jugar con la imaginación en torno a cómo articular la muestra y qué contenidos darle. «Conocía el kubo en construcción desde fuera y posteriormente, de camino hacia Bilbao, vi el Kursaal iluminado y dije: '¡Guaaaau, cómo mola!'».

A su juicio, la sala Kubo «no es un espacio complicado, ni raro, bueno, quizás sí en el sentido de que es maravilloso, bastante único. Tiene mucha personalidad, pero ofrece todas las posibilidades para hacer una exposición maravillosa. Es un regalo. ¿Esto lo he soñado o es de verdad? Porque además ellas -las responsables de la sala donostiarra-no vienen diciendo 'oye, que no tenemos dinero', 'oye, aquí no pongas chicas desnudas', 'oye, no nos metas a Kobi', sino que todo el rato me dicen 'lo que tú quieras', 'nos encanta' y siempre hay muy buena comunicación. Esto es muy importante cuando trabajas con un cliente y ellas lo son. Suena un poco mal lo de 'cliente', pero lo es. La sala tiene una trayectoria y tratas de ver cómo encaja ahí tu exposición».

En cuanto a la muestra en sí, aún no lo tiene claro. «Será una reflexión y una mirada sobre el trabajo que hacemos en el estudio, que es un equipo en el que hay muchas sinergias». Tan sólo pulula por su mente la idea de hacer algo especial en el espacio superior de la sala y aunque aún no sabe exactamente qué, en algún momento surge la palabra «chill-out». Según cuenta, no es que prefiera preservar el factor sorpresa, sino que «hasta que no se inaugure, son todo conjeturas porque puedes cambiar de idea o modificarse el presupuesto... Todo será especial, también lo que haga en ese espacio elevado». Lo único seguro es que habrá «instalaciones, dibujos y páginas de cómics». El resto permanece aún en el territorio de lo inconcreto.

«Soy dibujante»

A pesar de desarrollar una actividad intensa -y un vistazo a su currículum produce un cierto vértigo-, en múltiples campos, Mariscal lo tiene claro. «¿Conflicto de identidad? No, para nada, soy dibujante. Todo empieza por el dibujo. Yo soy dibujante y ahora lo he entendido más porque mis hijas son disléxicas, como yo». Y es que, según explica, «en los años cincuenta, no se sabía lo que era la dislexia. Simplemente, se decía que eras vago o tonto y yo siempre me agarré al dibujo. Siempre he sido u n dibujante compulsivo, aunque no tanto como Joann Sfar, que está hablando contigo y está dibujando».

Más recelos le suscita el término 'artista'. «Más bien, soy un empresario que tengo una empresa que se llama Estudio Mariscal que se dedica a hacer identidad gráfica. Soy un dibujante, pero detrás hay un grupo, una empresa que se dedica a que las otras empresas puedan comunicar bien sus problemas y gracias a nosotros se hacen ricos o les funciona muy bien. Ahora acabo de hacer un cartel para un festival de música -el del Mar de Músicas de Murcia, el último- y gracias a ese trabajo la gente recibe la información de una forma mucho más fácil y comprensiva. Si no está bien explicado, la gente no se entera de qué es».

A la hora de explicar la polifacética actividad de su estudio, Mariscal señala que «lo mismo hacemos un dibujo animado, que un hotel, una tienda de ropa en Barcelona para una gran multinacional, un tebeo o un acontecimiento deportivo». La pregunta es: y el resultado, ¿qué es? «Identidad visual, diseño, comunicación, trabajo de tipografías y colores -responde-. Queremos presentarlo de una forma entre divertida, didáctica y espectacular. El objetivo es que la entiendan y la encuentren cercana todos, desde una señora de noventa años hasta un niño de seis. Cuando voy a una exposición me encanta encontrame con 'sandwichs', bocadillos para la mente, de forma que a la salida digas. 'Ummm, me ha encantado'».

Si algo caracteriza al personaje es su tendencia a trabajar en colaboración con creadores de distintas disciplinas, como si el contacto con otros talentos fuera la chispa que encendiera el propio. «Siempre -reconoce sin ambages-. Yo nací en una familia muy numerosa en la que éramos once hermanos. Siempre he creído en los equipos porque yo me he sentido siempre discapacitado, en el sentido de que puedo hacer mis dibujos y tebeos solo, pero me gusta mucho más trabajar en equipo porque te das cuenta que a tu lado hay gente muy buena: informáticos, gráficos, arquitectos, ingenieros...». En su opinión, «lo que es fantástico es darte cuenta de que hay mucha gente en muchas partes del mundo que es muy válida, tanto mayores como jovencitos. Trabajar en equipo es saber que unos tienen que ocuparse de la playa, otros del bar, otros de la cocina y otros de la limpieza. Supongo que en el periódico es igual, ¿no?».

En cuanto a la alargada sombra del Cobi, aquella imagen de los Juegos de Barcelona '92 que acabó por convertirse en la mascota olímpica más rentable de la historia, Mariscal, lejos de sentirse harto, se muestra encantado. «Me parece normal que la gente me vincule al Cobi. Igual la gente no sabe que el logotipo de tal emisoria de radio es mío. Miles de trabajos que hacemos son anónimos o no llegan. Es normal que el trabajo más universal y con más repercusión mediática sea el más conocido. Fue un trabajo maravilloso. Era estar todo el rato haciendo algo muy rápido. Hacías un cartel nuevo de Cobi y a las dos semanas ya estaba en la calle y veías la repercusión que tenía. Puso identidad a los Juegos de Barcelona. Entiendo que si un guardia urbano me para y me dice 'hombre, usted es Mariscal, el del Cobi, ¿cómo se ha saltado el semáfaro? No lo vuelva a hacer y dibújeme un Cobi para mi nieto'. Pues vale, vale... Es normal. No le voy a preguntar si le gustó lo que hice en Londres».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco «Siempre me he sentido discapacitado»