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RAFA ARIZMENDI
Miércoles, 9 de febrero 2011, 04:31
De alguna manera la situación se repite, y al igual que en circunstancias similares, en casa de los Churruca, en el número 9 de la calle José Arana se respira cierto nerviosismo porque este viernes la matriarca de la saga Eulali García cumple 100 años.
Un acontecimiento que sin duda alguna no es para menos porque, si bien el siglo XXI ya ha estrenado su segunda década, conmemoraciones como la que nos ocupan siguen siendo habas contadas. Eso sí, quienes tienen la fortuna de llegar a atesorar tantos calendarios llegan a la centuria, cada vez más, en mejores condiciones.
Cien años que hacen de Eulali García fiel reflejo de la historia y aconteceres de un siglo tan difícil y convulso como el que atestigua el anterior, además en versión femenina.
Eulali nace el 11 de febrero de 1911 en Arconada (Palencia), pero cuando tenía tres años sus padres junto a sus seis vástagos deciden venirse al País Vasco en busca de un futuro mejor. De aquella zona llegaron, a su vez, hasta Ordizia familias enteras como los Cordero, etcétera.
El cabeza de familia encuentra trabajo en CAF pero no duró demasiado lo bueno porque el crac del 29 azotó también a la compañía y fue uno más entre los despedidos.
La decisión no fue otra que recoger los bártulos y emigrar a Francia, donde en el municipio de Duny, al norte de París, pasaron seis años. Tiempo a partir del cual, tres de los hijos optan por asentarse en suelo francés, mientras que los padres y los otros tres hermanos regresan a Ordizia.
Y a partir de ahí a Eulali le toca seguir bregando, primero en San Sebastián en una churrería cafetería de la calle Aldamar y posteriormente, ya de vuelta a Ordizia, en Bilore.
Siempre ha vivido con su hija, Tere, y posteriormente, tras los esponsales con su yerno Juanjo Churruca. Sin perder de vista ese vértigo emocional que supone echar la vista atrás, es precisamente Tere la que reseña que tras aquel infausto 18 de julio de 1936, casualidades de la vida, en aquella época del racionamiento, etcétera, de Francia, nos vinieron cuatro: «las pasamos canutas», exclama.
En un contexto en el que cada nuevo día supone, más que nunca, una conquista, Eulali disfruta de sus pequeños y a la vez grandes placeres. Tere comenta que lleva una temporada poco habladora.
Sopa de letras y prensa
Dura de oído pero con buena vista, todos los días completa varios de esos pasatiempos que representan la sopa de letras. A continuación, repaso al periódico, y si algo le interesa, sobre todo noticias referidas a Ordizia o San Sebastián, retira o recorta, eso sí, sin avisar.
En su carpeta de separatas, guarda un suplemento monográfico, que este periódico dedicó a la figura de Andrés de Urdaneta, una crónica alusiva a la despedida de Marisabel Garmendia y la pescadería Cantábrico, una referencia a su nieto Jon Txurruka, entrenador de rugby, y cómo no, un reportaje sobre Pepa Flores 'Marisol', su ídolo del cine, una de sus grandes aficiones de toda la vida, junto a la playa de Donostia, afición al séptimo arte que sigue a través de la pequeña pantalla, de la que fundamentalmente, le interesa la programación de 'Cine de barrio' y las vaqueradas.
Pasión por los nietos, entusiasmada con sus biznietos, amante de las patatas fritas, autosuficiente en buena medida, su hija Tere entiende que el secreto de la longevidad de su madre se basa en una mala salud de hierro, una vida absolutamente metódica, y un día a día, relajado.
Nada, que llega el viernes y tenemos celebración. Zorionak!
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