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PAULA DE LAS HERAS
Sábado, 12 de febrero 2011, 10:26
«No se trata de un nuevo partido caído del cielo, es la ilegalizada Batasuna que quiere ser legal». Con esta frase tan gráfica, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicó ayer cómo actuará el Gobierno frente al intento del antiguo brazo político de ETA de inscribir en el registro de partidos al recién creado Sortu. Los informes policiales que ya están en manos del vicepresidente primero señalan que es «evidente» que Sortu es Batasuna, es decir, apuntan la «continuidad» de un partido ilegal.
Ante este hecho, ha dado orden de que se congele el proceso de inscripción en el registro y, en unos días, va a remitir la «exhaustiva» documentación recopilada durante meses por la Policía, la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a la Fiscalía y la Abogacía del Estado, para que denuncien la maniobra de Batasuna ante el Tribunal Supremo.
Rubalcaba explicó que, una vez de que se produzca la impugnación, la decisión final sobre el registro o no de las nuevas siglas, o de su capacidad o no de presentarse a unas elecciones, es exclusiva del alto tribunal. Recordó que no es Interior quien puede dictaminar si Sortu y sus nuevos estatutos -en los que se incluye por primera vez un rechazo explícito del terrorismo- son o no legales. La tarea del ministerio, del Gobierno y de la Fiscalía es detectar y documentar «con claridad» el intento de Batasuna de regresar a la legalidad y ponerlo en conocimiento de los magistrados del Supremo, la institución que declaró su ilegalización en 2003 y que le vetó cualquier actividad política propia o a través de siglas herederas. «Quien te hizo ilegal tiene que ser quien te diga si puedes ser legal», concluyó el ministro, no sin aclarar que para él, como para el conjunto de los ciudadanos, Batasuna y sus declaraciones verbales de intenciones «tienen una escasa credibilidad».
Tras dejar clara la estrategia jurídica, el vicepresidente pasó al campo de la política. «Es evidente que se trata de Batasuna, pero hay que documentarlo -señaló- y vamos a recabar toda la información que sea necesaria» para demostrarlo. «Lo digo -añadió en un claro mensaje a quienes desde el PP han puesto en cuestión la firmeza del Ejecutivo- porque he oído algunas declaraciones infumables».
El calificativo iba, sobre todo, para Jaime Mayor, que se mantiene en la tesis de que existe una indudable connivencia entre el Gobierno y ETA. Pero no solo. El jueves, tanto Federico Trillo, habitual interlocutor de Rubalcaba en materia antiterrorista, como la vicesecretaria de Organización del principal partido del la oposición, Ana Mato, avisaron de que, si finalmente la nueva marca de Batasuna logra participar en las elecciones municipales y forales del 22 de mayo, su partido dará por roto el pacto antiterrorista. Y Trillo exigió además que, al término del Consejo de Ministros de ayer, el ministro del Interior dejara claro cuál era su posicionamiento.
El aparente recelo tenía su origen en el hecho de que José Luis Rodríguez Zapatero insinuara el martes, a puerta cerrada, durante un encuentro con los diputados, senadores y europarlamentarios socialistas, que no se había sabido valorar suficientemente el «paso» dado por la izquierda abertzale. Y, también, en otra conversación captada por un micrófono abierto en la que el propio Rubalcaba afirmaba que no iba a «llorar» porque Batasuna no pidiera a ETA su desaparición.
Indignación con el PP
El número dos del Gobierno hizo patente su indignación ante las sombras de duda lanzadas por el PP. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, tal y como había pedido Trillo, recordó que desde el mismo día en que Rufi Etxeberria e Iñigo Iruin presentaron Sortu, él ha sostenido que Batasuna «tiene una escasa credibilidad». «De esta posición está informado el PP -subrayó- y la persona con la que habitualmente hablo y a la que llamé esa misma mañana», es decir, Federico Trillo. A su juicio, sin embargo, lo único que ha inspirado las dudas a la formación opositora es el deseo de mostrar «músculo político» y aparecer ante los españoles como «los campeones de la firmeza». «Pues vale -añadió con ironía-, tú te quedas con la firmeza y yo con la lucha antiterrorista, que la dirijo yo, y va muy bien».
Con todo, y para evitar malentendidos, o nuevas opiniones «indocumentadas» o «maledicentes», se mostró dispuesto a desgranar una vez más cómo ve la situación. Y trató de poner en contexto tanto el comentario de Zapatero sobre lo poco que se ha apreciado que Batasuna haya rechazado la violencia de ETA, como el suyo de que no hay que rasgarse las vestiduras porque no haya ido más allá. «Esto es una novedad», recordó. «Y ¿por qué se produce? Porque la democracia ha sido firme en la defensa de sus principios y porque la lucha antiterrorista -insistió- va bien».
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