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BORJA OLAZABAL
Domingo, 13 de febrero 2011, 04:36
El acta de defunción está escrita, sólo falta firmarla. Después de lo visto ayer en Artaleku, poco se puede esperar de un Bidasoa que tuvo miedo el día en el que se jugaba parte de su vida en la División de Honor B. Visitó Irun el Barakaldo, uno de los equipos más flojos que han pasado por aquí, pero ni así los bidasotarras consiguieron sumar dos puntos vitales (22-24).
Mucho se jugaba el Bidasoa en el partido de ayer y los jugadores lo notaron. Les tembló el pulso en los primeros compases del encuentro y no estuvieron acertados en los ataques iniciales. En el minuto doce los irundarras perdían 2-5 y Fernando Herrero tuvo que pedir tiempo muerto porque el equipo estaba jugando de horror.
Parar el partido tuvo su efecto, los de Irun consiguieron empatar a cinco, pero el equipo siguió sin saber a qué jugaba, guiado por un Risto Lepp poco centrado, y al descanso se llegó con el 11-13 en el marcador. Mucho iba a tener que mejorar el Bidasoa en la segunda mitad para darle la vuelta al resultado.
Más desastre y derrota
El paso por los vestuarios no sirvió para mejorar nada. El Bidasoa-Irun sólo consiguió marcar un gol en los siete primeros minutos de la segunda mitad y los vizcaínos fueron tomando ventaja en el marcador. Casi siempre superior a los dos goles de diferencia.
A base de pundonor intentaron hacer algo los de Fernando Herrero, pero ayer nada salió. Todos fallaron, si excepción, y el Bidasoa está cada vez más cerca del desastre.
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