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ZIGOR ALDAMA
Jueves, 17 de febrero 2011, 03:28
El comunismo no va en la sangre. Así lo demuestran una y otra vez los descendientes del dictador norcoreano, Kim Jong-il. Ayer, cuando el 'Querido Líder' cumplía 69 años con toda la fanfarria propia del régimen estalinista instaurado por su padre, llegó la confirmación de que su segundo hijo, Kim Jong-chol, había sido visto dos días atrás bailando cerca del escenario en el que tocaba Eric Clapton. Nada menos que en la meca del capitalismo asiático, Singapur, y vestido con una camiseta ceñida y pantalones negros.
Para colmo de males, el asunto no llegó a través de un discreto mensaje de los servicios secretos. No. Las imágenes fueron emitidas en el telediario de la televisión pública KBS, la principal cadena de la hermana enemiga, Corea del Sur. En las imágenes se puede distinguir perfectamente al vástago -se cree que tiene 29 años- entre un grupo de gente que trata de evitar que los periodistas lo graben. Y no es la primera vez. Ya en 2006 fue visto en los cuatro recitales que el mismo artista dio durante su gira por Alemania. Por si fuera poco, es conocida la afición de Jong-chol por la NBA y la música pop, dos elementos vetados en el país de papá.
Claro que Kim Jong-chol está todavía lejos de ser la oveja negra de la dinastía comunista. El deshonor recae sobre el primogénito, Kim Jong-nam, que dejó claro su desinterés por la hoz y el martillo de su padre cuando fue detenido en 2001 tratando de entrar en Japón con un pasaporte falso, nada menos que de la República Dominicana, para visitar Disneylandia.
Quizá fue entonces cuando el dictador decidió que sería el tercero de sus descendientes, Kim Jong-un, quien le sucederá. Porque está visto que el hasta entonces 'príncipe heredero' tiene más interés por los casinos de Macao y por la ropa de marca que adquiere en China, donde tiene su residencia extraoficial. De hecho, la prensa surcoreana asegura que Kim Jong-nam tiene diferentes amantes y hasta tres hijos, uno de los cuales fue visto desgañitándose con las canciones del grupo pop surcoreano Rain en la ex colonia portuguesa.
A pesar de que todo esto era un secreto a voces, la información sobre la sucesión se mantuvo oculta hasta el pasado 10 de octubre, cuando, durante el desfile militar conmemorativo del 65 aniversario del Partido de los Trabajadores, el pequeño de los Kim, Jong-un, apareció en el palco luciendo las cuatro estrellas de general junto a su padre, cuya salud está visiblemente deteriorada.
Al día siguiente, el primogénito le dio al caudillo un regalo que supera incluso al que recibió ayer de manos del segundo. «Estoy en contra de una sucesión familiar de tercera generación», dijo Kim Jong-nam ante la prensa japonesa. Por supuesto, ninguna de estas declaraciones ha cruzado las impermeables fronteras norcoreanas.
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