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ARANTXA ALDAZ
Jueves, 17 de febrero 2011, 09:26
¿Alguna vez han visto un cisne negro? Probablemente no, a menos que hayan viajado a Australia donde existe esta rara especie que ha dado nombre a una de las teorías más populares tras la crisis económica, aunque fue descrita antes de la debacle. Quizá no tan mediática ni divertida como los ninjas de Leopoldo Abadia, el ex operador bursátil Nassim Nicholas Taleb echó mano de la metáfora del cisne negro, una especie desconocida para la ciencia hasta antes del siglo XIX, para advertir del impacto de lo extremadamente improbable. En un mundo plagado de hechos fortuitos, la contradicción humana invita a moverse en un modelo estadístico, lo que nos deja desprovistos de herramientas ante los acontecimientos azarosos -buenos o malos-, los minusvalorados cisnes negros, viene a advertir el tal Taleb. Y sin embargo son esas casualidades excepcionales las que dan fruto a nuevos descubrimientos, como la penicilina, los rayos X, o propician un giro de los acontecimientos.
¿Y cuántos cisnes negros veremos por Donostia este año? Imposible anticiparse a lo desconocido, pero si jugamos al azar, podríamos, por ejemplo, incorporar esta especie al animalario municipal descrito hace un par de bules por Aingeru Munguía, para que le haga compañía a ese pingüino cojo que tanto ha debido de dar que hablar en los pasillos consistoriales. ¿Se colará algún cisne negro en la nueva corporación tras las elecciones de primavera? ¿Están preparados los partidos para hacer sitio a este nuevo animal político?
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