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Galardón. Las Siervas de María de San Sebastián muestran el premio concedido por el Colegio de Enfermería y posan junto a la presidenta María Jesús Zapirain.
Las monjas tituladas de San Martín
EL PULSO DONOSTIARRA

Las monjas tituladas de San Martín

Las Siervas de María llevan en San Sebastián 131 años al cuidado de los enfermos

ALETXU PEÑA

Viernes, 18 de febrero 2011, 02:55

Quién no ha pasado por la calle San Martín, a la altura del hotel Orly, y no se ha fijado en el cartel colocado junto a la iglesia de las Siervas de María donde reza: Ministras de los enfermos. En este viejo edificio levantado con piedras de la cantera de Igeldo residen catorce monjas de la congregación de las Siervas de María.

La falta de vocaciones ha reducido notablemente el número de monjas, ya que hace no muchos años, este convento en pleno centro de San Sebastián, congregaba a 55 religiosas que cada día cumplen su misión de trabajar al servicio de los enfermos.

La hermana María Luisa nos recuerda unos cuantos datos de su presencia en San Sebastián. Fue un 27 de julio de 1880 cuando llegaron a la ciudad las Siervas de María por mediación de una señora que conoció a las Hermanas en Pamplona y quedó encantada de los cuidados prodigados por una Hermana a una amiga suya en esa ciudad. Esta señora, una dama tolosarra, llamada Epifania Irazusta, compadecida del estado de abandono en que se encontraba una familia suya y conmovida del estado de uno de sus familiares, enfermo, escribió a la Madre Dolores Serrano, Superiora de Pamplona solicitando una fundación en San Sebastián.

Realizados los trámites pertinentes, llegaron las cinco Hermanas fundadoras a San Sebastián acompañadas de Madre Soledad Torres Acosta, fundadora de las Siervas de María, y se hospedaron en una casa de la calle San Jerónimo, donde pagaban dos pesetas diarias de alquiler.

Poco a poco se fueron dando a conocer a los donostiarras quienes de inmediato apreciaron la misión de las Siervas y las apoyaron y las siguen ayudando generosamente hasta el día de hoy.

Unos años después, el 17 de julio de 1885, se trasladaron a otra casa ubicada entre la calle San Martín 44 y Urbieta 7. Abajo en el almacén se estableció la capilla, que con el tiempo -cuentan- llegaría a ser el origen de la capilla del Buen Pastor.

Después de varios cambios de domicilio las Siervas de María deciden buscar una sede de la que fueran las únicas ocupantes. Surgió así la oportunidad de comprar en 1887 los terrenos de la calle San Martín en los que se sitúan desde entonces. Varios particulares donostiarras realizaron aportaciones económicas para cubrir la compra del solar y la construcción del edificio.

Desde su llegada a San Sebastián su misión siempre ha sido la de la atención al enfermo. Todas las Siervas de María han realizado sus correspondientes de Enfermería y todas tienen el título de enfermera o de auxiliar de enfermería. Los donostiarras les llamaban, y les siguen llamando, para acudir a las clínicas, hospitales, centros de salud o domicilios particulares para cuidar durante la noche a las personas enfermas cuyas familias han requerido sus servicios.

Las Siervas crearon la primera escuela de enfermería que se fundó en Madrid y muchas monjas allí recibieron sus conocimientos. Y las que no pasaron por esta escuela lo hicieron en las facultades universitarias de Madrid, Palencia y Salamanca.

Las Siervas de María que residen en el convento de la calle San Martín son solo catorce, siendo varias de ellas de edades avanzadas con 90 años, y solo cinco hermanas, las más jóvenes, la menor con 42 años, se dedican por las noches al cuidado de los enfermos.

Durante muchos años las Siervas de María estuvieron atendiendo por la noche el servicio de atención a los enfermos residentes en el hospital San Juan de Dios, hasta que se cerró. También han ofrecido sus servicios en una residencia de mayores en la calle Iparraguirre en el barrio de Gros.

No hace muchos años era frecuente ver salir del convento en la calle San Martín, a últimas horas de la tarde, a varias decenas de monjas con hábitos blancos camino de los domicilios donde les esperaban los enfermos. Esa imagen ya ha pasado a la historia. La falta de vocaciones y el paso de los años ha motivado que ahora, al atardecer, solo veamos partir del convento de la calle San Martín a cinco hermanas camino del domicilio de los enfermos.

A pesar a estos avatares de la vida, todos los días, por las mañanas y a las tardes, mantienen en la portería de la casa un servicio de atención sanitaria a las personas que se acercan a diario, o bien a tomarse la tensión, a realizarse unas curas o para que les pongan una inyección. La atención, por su puesto, es gratuita.

Su labor a lo largo de los años ayudando a los enfermos ha sido reconocido por el Colegio de Enfermería de Gipuzkoa les ha concedido a las Monjas el premio COEGI a la Trayectoria Profesional. La presidenta del Colegio de Enfermería, María Jesús Zapirain se trasladó hasta el convento a entregar el galardón a las monjas que acto seguido colgaron en una de las paredes de una de las salas de la casa. Y unos años antes, el Ayuntamiento, coincidiendo con el 125 aniversario de la llegada de las Siervas de María a San Sebastián, les concedió la Medalla al Mérito Ciudadano.

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