Una figura de casi siete centímetros hecha con un instrumento «desafilado»

Dentro del análisis exhaustivo que ofreció Jesús Altuna ayer en Ekainberri sobre su hallazgo en 2008, subrayó lo «bien hechas» que estaban las representaciones de las dos alas «separándolas del cuerpo mediante dos surcos profundos y con unos cortes en ellas, como dentadas».

La figura, «que tiene una perspectiva torcida», tiene una longitud total-de pico a cola- de 66, 2 milímetros, una anchura entre alas de 19 milímetros, y un espesor medio de 3,3 milímetros. Tiene dos caras, una externa y una interna.

La parte externa tiene algunas incisiones en la parte del cuello y a la altura de las alas le hicieron tres profundos surcos con otros pequeños entre ellos, «que hay que tener en cuenta para determinar el tipo de ave que es». A la altura de las alas y abdomen «realizaron tres series de cuatro ángulos o cuñas profundamente talladas. La última serie está gastada».

En el lado interno es asimetrico. Contiene siete líneas y no tiene las trasversas que se pueden ver en la otra cara y también unas pequeñas incisiones a la altura del cuello que no se ven en el otro lado exterior.

El arqueólogo de Berastegi afirma que el instrumento que utilizaron para realizar la talla tenía unas microdenticulaciones, «estaba algo desafilado», es un silex con el que hicieron unas líneas parelelas «que sería imposible realizar en una pieza así y a mano, si no fuera porque tenía unas microdenticulaciones», argumenta.

La forma de la costilla condiciona en gran medida la forma que va a obtener la figura. «Las alas están obligadas a ponerlas así, sin desplejar, porque no cabían de otra forma». Esta figura, además, «nos da un dato muy relevante», comentó Altuna, «y es que nos dice que en Ekain había artistas 800 años antes de que se realizaran las pinturas en la cueva».