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Ramón Sanz, popular mielero durante cuatro décadas, vería prolongada su actividad por su hijo Gregorio, el último mielero ambulante visto por la ciudad. :: KUTXA FOTOTEKA
1979 Los últimos gritos del mielero
LA CALLE DE LA MEMORIA

1979 Los últimos gritos del mielero

MIKEL G. GURPEGUI

Miércoles, 9 de marzo 2011, 03:50

Mielero de la miel!». Es de esos gritos que seguramente aún retumban en nuestra memoria sonora. Como la voz de Zarra, el vendedor de periódicos y cuyos gritos se oían desde el interior del Pequeño Casino. O los de aquella otra 'periodista' que ofrecía por las calles de la Parte Vieja «¡Unidad, diario de la tarde!» con una incomprensible cantinela. De aquellos sonidos populares que llenaban el aire de las calles donostiarras sólo el polifónico silbato del afilador permanece.

«¡Mielero de la miel! ¡De la miel de la Alcarria!», gritaba Gregorio Sanz Barbero, el vendedor de miel más popular de San Sebastián, que aparecía en EL DIARIO VASCO en marzo de 1979, en un artículo que advertía del riesgo de que desapareciese la figura del mielero.

Gregorio Sanz, el último mielero de la ciudad, era a su vez hijo de mielero. De pequeño aprendió el oficio de su padre, Ramón Sanz, quien ejerciera durante casi cuatro décadas como vendedor ambulante.

Cubas de diez kilos

Gregorio también se haría popular. «No es difícil verle -leemos en el reportaje de 1979- por las calles donostiarras con sus cubetos o cubas, de unos diez kilos cada una, y su hatillo con la romana. Nos cuenta que tiene cuatro hermanos, entre ellos una chica y que empezó a la edad de doce años a vender en Madrid ajos, miel, lotería... de todo, y que ya lleva 36 años en esta tierra».

«¡Mielero de la miel!», gritaba con redundancia Gregorio en unos tiempos en que la venta ambulante era habitual y la dulce miel un producto menos comercializado. El mielero vendía entonces «aproximadamente unos diez kilos diarios, que le proporcionan lo justo para ir tirando. Afirma que las mieles que se venden por ahí son compuestas, que la buena es la que vende él». Pues claro.

En aquel artículo de DV, que de hecho se titulaba 'Todavía quedan mieleros en San Sebastián', se advertía de la pronta retirada de don Gregorio, que ya contaba con 64 años. «El mielero constituye una imagen típica que nos hace recordar por unos momentos la venta ambulante y callejera y de ninguna forma debemos permitir que dicho personaje, el del mielero, desaparezca».

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