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JOANA OCHOTECO
Domingo, 13 de marzo 2011, 03:26
«El trabajo que hacen por aprender y mejorar es admirable». María, voluntaria que trabaja con la asociación I-Romi, definía con estas palabras la actitud de estas mujeres que luchan día a día por superarse.
La inserción laboral de este colectivo en concreto, el de mujeres gitanas, era el eje del encuentro que tuvo lugar el viernes en la sede de I-Romi. El acto se enmarcaba en el programa en torno al Día Internacional de la Mujer, celebrado el 8 de marzo. Tras la proyección de un documental sobre el tema, las asistentes al encuentro debatieron y compartieron experiencias.
Adela, de 40 años, no tuvo la oportunidad de acceder a una formación cuando era joven, «pero siempre me ha gustado estudiar. De hecho, me metí en la asociación para aprender». Su inquietud por superarse le ha llevado a estar contratada «por el Gobierno Vasco, para seis meses, como mediadora social. Ayudamos a las chicas a formarse e intentamos ser un enlace entre ellas y el mundo laboral», explica. Al preguntarle si la condición de mujeres y gitanas es un obstáculo más a la hora de conseguir un empleo, Adela reflexiona antes de responder. «Pues sí», afirma finalmente. «No es fácil conseguir un trabajo».
Uno de los objetivos de I-Romi es, precisamente, que las jóvenes gitanas no dejen pasar la oportunidad de formarse para, de este modo, tener más opciones de acceder a un buen empleo. Trini y Tamara son dos de ellas: han estudiado varios cursos en el ITC y poseen el título de manipuladoras de alimentos. «Ahora vamos a hacer otro curso, de camareras de piso. A ver si después nos cogen...». A Trini le gustaría trabajar de cara al público, «de dependienta». Tamara estudió peluquería durante dos años y le encantó la experiencia. «Lo importante es no quedarse en casa, hacer algo más», afirman, «y nuestras familias nos animan a que sigamos adelante».
Samara tiene 20 años, ha trabajado en varias tiendas de moda y también como comercial en empresas de suministro eléctrico. Además, tiene un hijo. Reconoce que «es difícil llegar a todo», pero no renuncia a tener un empleo además de realizar las tareas domésticas y cuenta con el apoyo de su familia. «No quería estar todo el día en casa», afirma convencida.
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