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XABIER GALARTZA
Domingo, 20 de marzo 2011, 11:26
Cometer demasiados errores y tratar de salir airoso de un encuentro es una ecuación difícilmente de resolver, sobre todo, si es un equipo que tiene los recursos limitados, como es el caso del Arrate.
Los errores se pagan. Sencillamente esto es lo que le pasó al conjunto albiazul, que durante el primer cuarto parecía empeñado en regalar el partido. Su prácticamente nula profundidad unida a la imprecisión en los pases dejó el terreno abonado para que el Torrevieja viera encarrilara la contienda de manera prematura, al lograr colgar para su propia sorpresa el parcial de 2-9 mediado el primer periodo.
El conjunto alicantino se limitó hasta entonces a resolver felizmente los contragolpes que les proporcionaba un Arrate venido a menos, en virtud de la destacada actuación que tuvo cinco días atrás en Antequera.
La única lectura positiva que se puede sacar de esta derrota es que no ve alterada su situación en la tabla. Continúa prudentemente alejado de la zona de peligro, gracias a que el Toledo corrió la misma suerte frente al propio Antequera.
Un colchón suficiente
A raíz de la entrada en juego de Szabo, Sergio Cid y el pivote Sever las fuerzas sobre el parqué se equilibraron, no así en el marcador, dado que el cuadro alicantino logró conservar su colchón hasta el descanso, al que se llegó con el parcial de 9-15.
La reanudación fue más que esperanzadora, dado que tras los aciertos por partida doble realizados por Iker Romero y por Kurilenko el Arrate se pudo meter verdaderamente de lleno en la contienda, al llegar a acercarse a tres goles (13-16). Pero, su racha se quebró momentáneamente a raíz de la desafortunada actuación de Voncina, que fue justamente excluido por cometer una torpeza inexplicable.
Felizmente, la plantilla se pudo recomponer. Con la defensa mucho mejor asentada y con la eficiente colaboración de dos de sus canteranos más destacados, los extremos Romero y Alzaga, el equipo llegó a poner en solfa seriamente el dominio levantino, al llegar a reducir la diferencia a la mínima expresión (19-20) cuando todavía restaba un cuarto de hora por jugarse.
Los finales no suelen ser los más propicios para este Arrate, teniendo en cuenta su corto banquillo. Sin ir más lejos, ayer para completar la convocatoria Julián Ruiz tuvo que echar mano de otro nuevo hombre del filial, el lateral Larrañaga.
En estos casos, el cansancio suele hacer mella y ayer no fue ninguna excepción. Al final, se pagó también el esfuerzo de la remontada hasta que a falta de minuto y medio Peciña dio la puntilla.
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