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BORJA OLAZABAL
Domingo, 20 de marzo 2011, 04:58
Hacía tiempo que no se vivía un ambiente como el de la tarde de ayer en Artaleku. Los aficionados irundarras respondieron al llamamiento del equipo y llenaron una cancha que recordó a la de tiempos pasados. La pena es que el empuje de los aficionados no bastó para que el Bidasoa-Irun consiguiera su cuarto triunfo consecutivo. Los bidasotarras lucharon hasta la extenuación, pero el Anaitasuna, con mucho más banquillo, llegó fresco a los dos últimos minutos y acabó ganando por cuatro goles (28-32).
El comienzo del partido fue bastante raro. El marco acompañaba, hubo más gente que nunca en Artaleku, pero el equipo saltó al parqué tembloroso. Como atenazado por la presión.
A los irundarras les costaba demasiado superar el 5-1 defensivo del Anaitasuna y en los primeros veinticinco minutos sólo consiguieron marcar nueve goles. Afortunadamente, el ataque del conjunto navarro tampoco estaba brillando y el marcador reflejaba un más que apretado 9-11 a cinco minutos del descanso.
Entonces se le fundieron los plomos al Bidasoa-Irun. Cinco minutos de apagón que aprovechó el cuadro entrenado por Aitor Etxaburu para conseguir un 2-6 de parcial y marcharse a los vestuarios con seis goles de ventaja (11-17).
Las abarrotadas gradas de Artaleku parecían vacías. El griterío se había apagado y dio la sensación de que nada se iba a poder hacer para darle la vuelta al marcador.
Además, el comiendo del segundo tiempo no fue nada esperanzador. Maxi Cancio marcó un nuevo gol para los visitantes y la desventaja creció hasta los siete goles. Los minutos pasaban y el marcador seguía mostrando una preocupante ventaja favorable al Anaitasuna.
Remontada y decepción
Entonces apareció el viejo Artaleku. Ese que tantas batallas había ganado contra los más poderosos. Ese pabellón que se calienta como una olla a presión e intimida a los rivales. Los bidasotarras, espoleados por una entregada afición, empezaron a recortar distancias.
Primero a cinco tras un gol de Bernatonis (15-20), un poco más tarde a tres gracias a un tanto de Marius Lepp (18-21), luego a uno tras conseguir Iker Antonio el vigésimo gol para los irundarras (20-21) y finalmente el marcador reflejó un 22-22, tras otro tanto de Marius Lepp. Restaban catorce minutos para el final. Aquello fue como recordar viejos tiempo, ¡qué emoción!
Todavía quedaba lo mejor, ver como el Bidasoa-Irun se ponía por delante en el marcador (25-24 y 26-25) y lo peor, ese 2-7 de parcial que consiguieron los navarros para dar al traste con el gran trabajo realizado por el Bidasoa-Irun. Todavía queda mucha liga. Este equipo y esta afición no pueden bajar.
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