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La otra 'iglesia'. Fuensanta Nieto da explicaciones sobre la dependencia de 12 metros de alto del nuevo edificio. :: MIKEL FRAILE
Los secretos del nuevo San Telmo
ARTE

Los secretos del nuevo San Telmo

Fuensanta Nieto, responsable del diseño de la ampliación y rehabilitación del museo, explicó a un grupo de arquitectos los detalles del proyecto. El hormigón, el muro vegetal, el suelo y las zonas de descarga fueron algunos de los temas por los que se interesaron

TERESA FLAÑO

Miércoles, 30 de marzo 2011, 09:54

El día después de la inauguración del lunes del nuevo San Telmo las puertas se mantenían cerradas al público, que no podrá acceder a él hasta el próximo sábado. Pero sí recibió visitas, en concreto las de los arquitectos del colegio guipuzcoano. La cita tuvo un plus porque Fuensanta Nieto, responsable del proyecto junto a Enrique Sobejano, se prestó a hacer de cicerone y desvelar a sus colegas algunos de los secretos de la obra, los problemas con los que se habían encontrado y las soluciones por las que habían optado.

El recorrido comenzó con una introducción sobre la filosofía del proyecto que quiere aunar el paisaje natural del monte Urgull con el urbano de la Parte Vieja. «Es de las pocas localidades que cuenta con un monte que entra directamente en la ciudad e incluso en el edificio del antiguo museo». También explicó que se había optado por eliminar el pabellón Zuloaga, levantado en el año 1932, que estaba en muy malas condiciones. «En la rehabilitación quisimos tocar lo menos posible. En el claustro sólo hemos reparado algunos desperfectos causados durante la obra porque estaba recuperado hace poco».

Respecto a la nueva edificación comentó que «la altura es relativamente baja, la misma que el antiguo. Nos hemos apoyado en la estructura del parking subterráneo y hemos usado una plaza para colocar en ella el refuerzo».

Ya durante el recorrido por el edificio, Fuensanta Nieto recordó que «nos hemos inspirado también en las fortificaciones de Urgull que son bastante contundentes y acaban en vértices muy pronunciados. Por ejemplo las paredes del nuevo edificio que dan a la plaza Zuloaga quieren seguir el perfil de la que existe justo encima».

La arquitecta se detuvo en la gran dependencia creada en la planta baja del nuevo edificio. «En una zona tiene seis metros de alto y en otras 12, llegando hasta la tercera planta. Hemos buscado un diálogo con el convento y se puede considerar que esto es la réplica de la iglesia. Las vigas se asemejan a los contrafuertes que antes no se veían y ahora han quedado al aire». Respondiendo a una de las preguntas que se le hizo explicó que «el suelo es de terrazo continuado. Es estupendo y sirve para todo. En la parte histórica hemos conservado algunas de las piedras que estaban ya, pero han sido muy pocas»

Todas las nuevas paredes interiores son de hormigón y entre los profesionales despertaron curiosidad y admiración porque apenas se notaban las juntas. «¡Ha salido perfecto!» comentaba uno de los arquitectos». Nieto dijo que «estamos satisfechos, casi no tiene repasos, pero nos ha dado muchos quebraderos de cabeza». Los mismos que el torreón que «tenía problemas estructurales. Se estaba abriendo y para evitarlo sustituimos la madera de las ventanas por acero para consolidarlo mejor y cubrimos de hormigón otra ventana de la escalera. Así evitamos que la grieta que había aparecido en la bóveda fuera a más».

La madera del suelo en la parte superior del claustro y en el nuevo edificio fue la que más críticas se llevó por el ruido que saca cuando se circula sobre el, sobre todo en zonas que requieren más silencio como la biblioteca. Nieto comentó que «no está sobre una base fija, es flotante, para poder meter tubos por debajo, tenemos que darle algún tratamiento».

El drenaje del agua del monte, la climatización, el pladur sobre las paredes de piedra -«para que se puedan colocar piezas de las exposiciones»-, fueron algunos de los temas en los que se centraron los arquitectos. La visita terminó en la puerta de acceso para camiones «que es temporal porque había otra de una sola pieza que pesaba muchísimo y se convertía en muy peligrosa con vientos muy fuertes, algo frecuente en esa esquina. Estamos haciendo otra con un engranaje especial que no tenga un solo panel».

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