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Euforia. El banquillo y el graderío celebran el gol de Asier Aranburu, que ponía el 29-28 a falta de tres minutos. :: F. DE LA HERA
Locura en Artaleku con el Bidasoa-Irun
IRUN / BALONMANO

Locura en Artaleku con el Bidasoa-Irun

Los irundarras ganaron un partido vital y siguen dando pasos hacia la permanencia

BORJA OLAZABAL

Martes, 5 de abril 2011, 10:10

Ir a Artaleku en las últimas semanas está siendo como entrar en un túnel del tiempo que te hace retroceder casi dos décadas. Las gradas vuelven a estar llenas y el equipo siente ese empuje que le ayuda a sumar importantes triunfos. El último, el del sábado ante el Cangas del Morrazo, quinto clasificado. Fue un partido de infarto, como los de antes. De esos en los que el griterío del público se convierte en un jugador más para defender los ataques del rival.

Y es que la simbiosis entre jugadores y aficionados fue vital en los últimos minutos. El Bidasoa perdía por dos goles a doce del final (23-25) y entonces Artaleku empezó a hervir. La tensión se palpaba en el ambiente. Mucha gente hacía mucho que no se pasaba por el pabellón, pero entonces recordó lo que significaban y significan para Irun esos colores. Nadie quiso dejar de poner su granito de arena para que los de amarillo le dieran la vuelta al resultado.

El marcador reflejaba un más que apretado 28-28 en el minuto 55. Sólo quedaban cinco para el final. Los jugadores del Cangas no pudieron con Artaleku y se quedaron sin marcar. El efecto afición fue bien diferente en los bidasotarras. Aunque alguno llegara a confesar que en los últimos minutos temió fallar ante el empuje de los seguidores, Aranburu e Iker Antonio, dos irundarras, marcaron para darle la victoria al Bidasoa-Irun (30-28).

El bocinazo final sonó a coro celestial. La gente se abrazó en las gradas y los jugadores celebraron el triunfo como si hubieran ganado la liga. No era para menos.

Pero el campeonato no acabó con la victoria ante el Cangas. Aunque los de Irun dieron un nuevo paso hacia la permanencia, todavía queda camino por recorrer.

El Pinta Torrelavega perdió, está dos puntos por debajo del Bidasoa y con el golaverage perdido, pero el Ademar B se impuso al Palmanaranja y sigue a un punto de los bidasotarras. Además, el filial leonés tiene un calendario bastante más asequible que el del Bidasoa. Eso sí, deberá visitar Artaleku en la penúltima jornada para disputar un partido que será la definitiva final.

Seguir apoyando

El Bidasoa-Irun consiguió salir de los puestos de descenso hace cuatro jornadas tras ganarle al Almoradí. Lo hizo por méritos propios, pero jugadores, técnicos y auxiliares están dándole mucha importancia al apoyo que están recibiendo por parte de la afición.

Seguro que muchos no se acordaban lo que era ir a Artaleku. Habían dejado de animar a su equipo porque ya no les divertía ver partidos de balonmano. El Bidasoa les está demostrando que estaban muy equivocados. Los que se hayan dado cuenta del error que estaban cometiendo después de acudir el sábado a Artaleku, tienen que volver a hacerlo porque el equipo también les necesita.

Para acabar, una anécdota. El sábado, tras el partido, una señora se acercó a dos jugadores del Bidasoa que estaban en un supermercado para darles la enhorabuena. Además, les dijo que estaban invitados a comer a su casa cuando quisieran.

Irun tiene que estar con este grupo de jugadores que sin cobrar desde hace cuatro meses, se está dejando la piel por un escudo que no puede descender.

El domingo que viene, en Pontevedra ante el Teucro, otra final. Ese partido se le podría perder Marius Lepp, que tiene que ser operado del menisco. Hoy se conocerá si el pivote pasa por quirófano esta semana o, a más tardar, la siguiente. En todo caso, Marius jugará como mucho un partido más con la elástica bidasotarra. El entrenador y el capitán ya se están moviendo para incorporar otro jugador.

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