El Arrate acaricia su continuidad

El contundente y vital triunfo anotado por el Arrate en el derbi contra el San Antonio le garantiza prácticamente la permanencia. No obstante, el sábado podrá certificar oficialmente su continuidad en Asobal, siempre que el Toledo encaje la derrota en su casa a manos del Guadalajara.

Después de asistir al recital y espectáculo ofrecido por el Arrate durante la primera mitad, en condiciones normales se debería decir que difícilmente se le podría escapar el encuentro, en virtud de la mayor superioridad, ambición y acierto demostrado sobre el parqué de Ipurua frente a un San Antonio totalmente desdibujado, que parecía tener más bien la mente puesta en la consecución del pase a la final de la Recopa que tratará de certificar este sábado en París. Sin embargo, el cuadro albiazul nos tiene acostumbrados en esta misma temporada a ofrecer dos imágenes diametralmente opuestas en el mismo encuentro. Esta vez sólo ocurrió algo parecido, pero no igual.

Los hombres de Julián Ruiz saltaron al parqué muy centrados y con las ideas muy claras. El inspirado inicio del meta Luca Lucau no hizo otra cosa que demorar unos pocos minutos el despegue en el marcador, al llegar a alcanzar una máxima renta de nueve goles (15-6). Esta envidiable e inesperada situación fue fruto básicamente del ordenado trabajo defensivo (recuperaron infinidad de balones) y, sobre todo, de la exhibición realizada por Kurilenko, merced a sus continuas individualidades. No tuvo apenas dificultades para desbordar una y otra vez la permeable defensa navarra. Ni el 5:1 defensivo inicial ni el posterior repliegue (6:0) impidieron que el Arrate se mostrara cómodo con su espíritu arrollador.

Una situación un tanto extraña si tenemos en consideración que el protagonista de esta gesta era el equipo que cierra el ranking de goleadores de la liga. Tampoco el cambio de portería al colocar a Radivoje en lugar de Lucau tuvo el efecto esperado en las filas del San Antonio. A medida que pasaban los minutos el conjunto navarro parecía estar más convencido de que no iba a ser capaz de dar la vuelta al partido.