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TERESA FLAÑO
Domingo, 1 de mayo 2011, 19:19
Dentro del proceso de socialización del patrimonio que ha emprendido Kutxa Fundazioa, la Fototeka va a tener un protagonismo especial. Sus responsables, Begoña Pozueta y Mikel Astigarraga, consideran que es «un tesoro a compartir» y por tanto han emprendido un proceso que culminará en aproximadamente tres años para que los fondos estén disponibles y muy accesibles a todo aquel que quiera consultarlos. Para ello, la digitalización es un mecanismo imprescindible. En la actualidad los fondos de Kutxa Fototeka ascienden a 1.400.000 objetos fotográficos -negativos, positivos, placas, cristales, daguerrotipos.- de las que más de un millón son imágenes que recogen fundamentalmente la vida social, política y cultural de Gipuzkoa, con especial incidencia en los años comprendidos entre 1915 y 1972 y constituyen, en palabras de Pozueta, «un reflejo de primera mano de la vida y los acontecimientos más importantes de una época».
La Kutxa Fototeka nació como un conjunto de fondos fotográficos que la Caja, a principios de 1973 comenzó a crear tras la compra de los fondos de Marín ¬(de Pascual Marín) y Car (de Ricardo Martín, que en principio se llamó Photo Carte, pero que durante el régimen franquista debió de cambiar porque no le permitieron tener un nombre que sonara internacional) que tenían un volumen considerable. En la segunda década del siglo pasado comenzaron a trabajar como estudios fotográficos. Ambas casas estuvieron funcionando, a través de sus herederos, hasta los años 70. Cuando cerraron se ofrecieron los fondos, sobre todo los negativos, y la Caja de Ahorros Municipal los adquirió, no porque en esos momentos tuvieran el propósito de crear una fototeca sino porque se consideraba que era un bien cultural. En volumen, los dos fondos juntos tenían una importancia considerable, unos 800.000 negativos, además de positivos. La temática de las imágenes se centra en los llamados reportajes de tipo social.
«Su valor histórico y artístico es fundamental. De ambos fondos destacan las instantáneas sobre la Guerra Civil en Gipuzkoa, Vizcaya y parte de Navarra que aparecen recogidas en el Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca, o la importante colección sobre la Guerra de África en los años 20». Muchas de ellas fueron publicadas en la prensa internacional como es el caso del Festival Internacional de Cine o las carreras de coches del antiguo Circuito Automovilístico de Lasarte. Entre los documentos de valor se encuentran las imágenes de la visita de Himmler a San Sebastián en octubre de 1940. Se le ve paseando por la ciudad, en la Plaza de Gipuzkoa y acompañado por la autoridades.
Astigarraga explica que «lo importante, de cara a la nueva política de difusión y socialización de nuestro patrimonio, es que tenemos prácticamente digitalizado el cien por cien de estos dos fondos». En septiembre u octubre se creará un portal web, a disposición de todo el mundo, en el que se recogerán más de 500.000 fotografías que podrán se utilizadas sin ningún tipo de coste. Una primera muestra de esta política de socialización puede verse ya en el portal promovido por la Diputación de Gipuzkoa, guregipuzkoa.net, donde pueden contemplarse 10.000 imágenes pertentecientes a los dos Marín y Car. Pozueta añade que «para aquellos que quieran un archivo de mayor calidad, por ejemplo para un libro, también seguiremos atendiendo como en la actualidad».
Nuria Montero es la responsable de la atención al público en la sede de la calle Getaria 19. «No cobramos por la consulta en nuestros ordenadores, sólo hay que pagar por el soporte para llevarse la imagen. Por ejemplo el formato digital en CD cuesta 3,70 euros». En el primer trimestre de ese año la media de usuarios es de 90 al mes y en todo este tiempo se han solicitado casi un millar de imágenes de las que cerca de un 70% son para uso público como libros, periódicos, revistas, audiovisuales. «Este trimestre hemos tenido más cantidad de trabajo porque nos han pedido bastantes documentos para el Museo San Telmo». También el anuncio en prensa de una marca de cerveza con una imagen de la Real ha salido de los fondos de la Fototeka e incluso decoradores acuden a este fondo para luego plasmar las fotos en las paredes.
Documentación y traslados
En la historia de la Fototeka tiene una importancia vital Patxi Urkiola, un empleado de la CAM que al jubilarse comenzó a documentar la colección y a trabajar en álbumes temáticos aprovechando el traslado de la colección de una sucursal de la calle San Martín de San Sebastián al Caserío Moneda. En total eran unos 90.000 reportajes sobre la vida guipuzcoana. Fue también entonces cuando se permitieron las primeras consultas a historiadores donostiarras como Javier Sada.
Pero cuando realmente se popularizó la colección fue a partir del año 86, con la publicación, bajo la coordinación de Juan Antonio Garmendia, de los 'Argazkiak', 13 volúmenes dedicados a Donostia y pueblos guipuzcoanos. Durante los 90 fue un periodo de cierta indefinición, con el traslado de los fondos de un lugar a otro, uno de ellos en 2006 con un incendio en su sede de la calle Getaria. Fue entonces cuando se llevaron a la empresa Gudat, en Belartxa, que desde entonces se ha encargado del mantenimiento. Las adquisiciones no pararon y durante este tiempo han pasado a formar parte de este patrimonio varias colecciones, especialmente de fotógrafos que han trabajado para prensa, con el propósito de mantener esa filosofía de mostrar la sociedad guipuzcoana, como Arturo Delgado que trabajó durante los años 60 y le dio una visión más completa de la que se había hecho hasta entonces. Recogió el nacimiento del Grupo Gaur y siguió los logros de Urtain. «Los periódicos de entonces no podían desmarcarse de la línea oficial marcada por el franquismo, pero Delgado aprovechó una serie de temáticas tradicionales como la cultura o el deporte para mostrar una visión diferente desde la revista 'Argia'", explica Begoña Pozueta. También se compraron las colecciones de otros reporteros como Javier Gallego, Víctor Charola o Carlos Villagrán, entre otros, además de los de 'La Voz de España' (en este caso no fue una adquisición sino un acuerdo con el Gobierno tras el cierre del periódico) o los de Radio San Sebastián.
A finales de la pasada década llegaron a la Fototeka dos fondos de una claridad extraordinaria y de gran volumen. El del Photomuseum, que se compró en 2008, -«los especialistas nos han dicho que es único en todo el Estado»-, cuyo depósito sigue en su sede de Zarautz. Además llegó otro fondo de un coleccionista de Iparralde, cuya familia no quiere que trascienda el nombre, y que cuenta con muchas piezas de la prefotografía como los daguerrotipos -uno firmado por Disderi, inventor años más tarde del formato de carte de visite-, heliograbados o los ferrotipos. También tiene algunas cámaras oscuras datadas en el siglo XIX y un libro de 1711 con grabados. Muchos de estos materiales se encuentran en la exposición 'Ultramar' que recoge el patrimonio artístico de Kutxa. Mikel Astigarraga explica que «la calidad de estos materiales sitúan a la Fototeka al más alto nivel europeo. La Mediateca de París, una de las referencias dentro del mundo de la imagen, tiene alrededor de ochenta daguerrotipos, y esta colección tiene más de cien». Pozueta añade que «con estos fondos la Fototeka da un salto cualitativo porque hasta entonces era más social y ahora tenemos cubierta también el área artística».
Respecto a bloques temáticos, en el archivo se han distribuido por temas entre los que destacan el paisaje, la monarquía y su vinculación con San Sebastián, la República, la dictadura de Primo de Rivera, los deportes con trascendencia tradicional como el automovilismo, los caballos o el ciclismo además del rural, la Guerra Civil, la Guerra de África, espectáculos populares, los toros con la plaza del Cofre. «También tenemos muchos documentos relacionados con el puerto, inundaciones y accidentes.», explica Pozueta.
La Fototeka también se ha nutrido de donaciones realizadas por particulares aunque en estos momentos y dada la dimensión de los fondos se ha comenzado a ser un poco más selectivo porque «el volumen es muy importante lo que complica su conservación y almacenamiento. Para ello, de aquí a fin de año, tenemos previsto poner en marcha lo que llamamos el segundo hito de la nueva fase en la que entramos, después del volcado en la página web. Será la construcción de un archivo que reúna todas las condiciones para el mantenimiento de las piezas, que en la actualidad en algunos casos no son los concretos. Nos hemos fijado un plazo de tres años para concluirlo para trasvasarlo todo cumpliendo los mejores requisitos de temperatura y soporte, para la conservación. También vamos a trabajar en mejorar la catalogación», explica Astigarraga.
Pozueta concluye apuntando que «tenemos una joya porque es una colección muy completa, con un recorrido histórico que refleja una sociedad. Además con el tiempo también ha adquirido una importancia artística. Es nuestro deber ponerla a disposición de todos».
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