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Euforia. Fernando Herrero, Alexis Gimeno, Paco Barthe, Iker Antonio y Zan, recién enterados del empate del Torrelavega ante el Huesca, celebran la permanencia. :: J.M. LÓPEZ
Se merecen un monumento
IRUN

Se merecen un monumento

El Bidasoa logró la permanencia tras ganar al Ademar B en un Artaleku lleno hasta la bandera

BALONMANO BORJA OLAZABAL

Martes, 10 de mayo 2011, 10:24

Se merecen un monumento porque lo que han hecho no es normal. Los jugadores del Bidasoa-Irun, que llevan sin cobrar más de cinco meses, han demostrado durante esta temporada que hay veces en las que el orgullo propio está por encima de todas las cosas. Muchos hubieran tirado todo por la borda y hubieran decidido no competir en estas condiciones, pero el equipo entrenado por Fernando Herrero ha hecho los deberes hasta cuando no ha tenido un bolígrafo para poder escribir.

El trabajo diario ha dado su fruto y los bidasotarras, después de una temporada en la que todos, jugadores incluidos, llegaron a temerse lo peor, consiguieron el sábado la permanencia en una tarde mágica. Artaleku se presentó a la cita con el traje que sólo había utilizado en las grandes citas. Las gradas se tiñeron de amarillo y los aficionados, txaranga incluida, fabricaron un ambiente de balonmano que sólo se respira en los lugares especiales. Y Artaleku, en esto del balonmano, es más que emblemático.

El Bidasoa-Irun pasó por encima del Ademar B y esperó noticias desde Torrelavega. Javier Barreto, ex jugador bidasotarra, retransmitió los minutos finales del choque entre cántabros y oscenses. Parecía que el Pinta Torrelavega iba a ganar, pero el Huesca marcó el gol del empate en el último segundo e Irun pudo celebrar la permanencia.

La alegría se desbordó sobre el parqué y los jugadores empezaron a descorchar botellas de champán. Había motivos para la celebración.

La fiesta continuó en la Sociedad Erlaitz, que invitó a los bidasotarras a cenar, y se alargó hasta la madrugada.

Irun no quiere dejar morir al Bidasoa y eso se ha notado en las últimas jornadas. Ayer, a la salida de un colegio, un niño abandonaba el centro saltando con los brazos en alto y gritando «¡Bidasoa, Bidasoa!».

Los de amarillo vuelven a desatar pasiones y hay que mantenerlas vivas. Los jugadores han hecho su trabajo, ahora les toca a otros. Esperemos que todo se solucione cuanto antes.

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