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MARÍA JOSÉ CARRERO
Miércoles, 25 de mayo 2011, 12:09
La detección casi simultánea de varios casos de cáncer entre funcionarios del Departamento vasco de Industria, ubicado en la quinta planta del edificio Lakua I, han llevado a un grupo de empleados a contratar los servicios de un zahorí. Los trabajadores pidieron a este pseudoexperto que analizara los campos electromagnéticos y dictaminara si las condiciones de su puesto de trabajo podían favorecer la aparición de la enfermedad. Una vez que el 'brujo' recorrió con su péndulo las instalaciones, emitió un dictamen y aconsejó llevar a cabo una serie de cambios en la disposición de las mesas para evitar consecuencias nocivas para la salud.
Una vez emitido el dictamen, los funcionarios pidieron una serie de cambios en la disposición de sus mesas que fueron concedidos por jefes del Departamento de Industria . Según la versión oficial, el Gobierno Vasco «no autorizó de forma expresa» el acceso del zahorí a las dependencias de Lakua para emitir un dictamen sobre una cuestión tan seria como es la incidencia de las condiciones de trabajo en la salud.
Además, un portavoz autorizado de Ejecutivo López indica que no se ha llevado a cabo «ningún cambio estructural. Se han realizado, por parte de los trabajadores, cambios mínimos en la posición del material de oficina», con lo que el coste de estas modificaciones «ha sido cero».
Otros medios consultados por este diario, sin embargo, indican que los movimientos de mesas sí entrañan cierto gasto, ya que implica mover toda la red de telecomunicaciones que lleva aparejado cada puesto de trabajo.
Pregunta en el Parlamento
En cualquier caso, la polémica está servida hasta el punto de que ha llegado al Parlamento Vasco. La diputada del PNV Fátima Ansotegi ha planteado una pregunta al consejero de Sanidad y Consumo, Rafael Bengoa, en la que se interesa por los cambios efectuados tras el «'análisis'» del zahorí. Medios próximos a Bengoa indican que la cuestión no es competencia del Servicio Vasco de Salud, por lo que el asunto esta ya en manos del Instituto Vasco de Seguridad y Salud Labores (Osalan)para que emita un dictamen.
Aunque este informe está en fase de elaboración, los técnicos de este organismo descartan vinculación alguna de los casos de cáncer con las características de las oficinas de la planta quinta del edificio gubernamental, pero están llevando a cabo un estudio epidemiológico para tranquilidad de los funcionarios.
Según ha podido saber este diario, la opinión de Osalan viene a coincidir con la emitida por el propio servicio médico de Lakua, que considera que la detección simultánea de cáncer en varios empleados sólo es fruto de un coincidencia casual.
Es más, asegura que la proporción de enfermos oncológicos entre los trabajadores de Industria está en relación con la de la población en general.
Casos anecdóticos
La explicación de los facultativos es sencilla. La plantilla de Lakua empieza a estar envejecida. Hace ya más de tres décadas, cuando arrancó su andadura, los casos de cáncer eran anecdóticos al tratarse de personal muy joven. El paso del tiempo acarrea una merma de la salud, como ocurre en cualquier otro ámbito, sin que esto tenga nada que ver con los campos magnéticos.
Es más, alguno de los facultativos del servicio médico ha llegado a expresar cierta sorpresa ante el hecho de que haya personas que pretendan vincular un caso de cáncer de pulmón con los equipos electrónicos, en vez de relacionarlo con el tabaco consumido por un fumador durante más de veinte años. Pero el zahorí ha hablado. Ahora el Parlamento quiere saber si lo ha hecho a costa del erario público. El Gobierno Vasco asegura que no.
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