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JM.V. jmvelasco@diariovasco.com
Domingo, 29 de mayo 2011, 04:30
«Aquí solemos decir que no hay persona con daño cerebral, sino familia con daño cerebral». La Asociación de Daño Cerebral de Gipuzkoa fue creada hace 17 años por familias con hijos o familiares afectados por este problema. «Tenemos una comisión que visita los hospitales para hablar con los familiares de nuevos afectados. Sabemos que en ese momento se te hunde el mundo y, si aparece alguien que ha vivido la historia y te ayuda, viene muy bien». Ángel García, miembro de Atece, lo sabe por experiencia. «Hay familias que del terrible golpe consiguen adaptarse, lo asumen y afrontan la situación. Pero también hay otras que se destrozan. El caso de mi hermano es claro. A los dos años de sufrir el accidente, se quedó solo en la vida. Ni hijos ni mujer ni nadie. Nos tuvimos que hacer cargo los hermanos», relata.
En Atece ofrecen apoyo, asesoramiento y ayuda a familiares y afectados. Y algo muy importante: rehabilitación ofrecida por un equipo multidisciplinar . «Las secuelas son muy diferentes. Dependen del daño inicial en el cerebro, si ha estado en coma o no, si ha tenido amnesia postraumática, la edad de la persona y los rasgos de personalidad», explica Iratxe Beitia, neuropsicóloga de Atece.
Las secuelas «pueden ser neuropsicológicas, físicas, emocionales y conductuales. Las cognitivas -problemas en la memoria, en la atención, de planificación, de lenguaje...- son las más invalidantes», añade Beitia.
En cualquiera de los casos, «la rehabilitación es fundamental pero no hay una cobertura sociosanitaria». Osakidetza cubre los seis primeros meses, aseguran en Atece. «Una vez que te dan el alta ahí te quedas y te tienes que buscar la vida», añade Ángel García.
Como explica la neuropsicóloga, la «rehabilitación es necesaria tanto en los primeros momentos, en los que la evolución de la rehabilitación es muy ascendente, como durante el resto de la vida. Esas personas siguen evolucionando». Si no existiera esta rehabilitación, «irían a peor», añade García.
La asociación ofrece sesiones grupales e individuales de rehabilitación de mantenimiento a precios asequibles. «Una rehabilitación privada «es muy costosa». Además, asesora y deriva a otros servicios a las familias y se ocupa de llenar las horas de ocio de los afectados con excursiones y viajes de vacaciones. Todo con «pocas» subvenciones que menguan con la crisis.
Además de los servicios de Atece, en Gipuzkoa Aita Menni tiene un centro residencial de rehabilitación privado en Arrasate y gestiona un centro de día en Donostia concertado con la Diputación.
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