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F. A.
Martes, 7 de junio 2011, 05:19
«A la gente le gusta mirarse la tensión, pero no el virus del sida. Les encanta ir al médico y saber cómo tienen el colesterol, pero cuesta mucho pedir que nos hagan un test del VIH». El jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas del hospital Donostia, José Antonio Iribarren, planteó ayer así la necesidad de que el servicio vasco de Salud vaya introduciendo, «de manera paulatina», la prueba del sida en los test de rutina que se practican en los centros de salud para el control de enfermedades habituales.
La medida contribuiría a la normalización de la patología y, sobre todo, permitiría reducir «las enormes cifras de diagnóstico tardío» que se registran en Euskadi. El 44% de los afectados se somete a la prueba del VIH tarde, cuando sus defensas han caído tanto que aparecen las enfermedades que caracterizan el síndrome de la inmunodeficiencia humana. Los expertos sostienen que la detección a tiempo de la enfermedad permitiría al afectado ganar «salud, años de vida y opciones de tratamiento», lo que, al mismo tiempo, representaría un ahorro económico «importante» para las arcas públicas. Es más barata una prueba del VIH que tratar el sida del 44% de los pacientes.
Iribarren hizo estas declaraciones en Bilbao, el marco de una jornada organizada por el Departamento de Sanidad con motivo del 30 aniversario de los primeros casos de VIH en el mundo. En la misma estuvieron presentes el consejero, Rafael Bengoa y los miembros de las ONG's VIHda, Victorio Torres, e IAVI, Maite Suárez.
La generalización del test de diagnóstico, impulsado originalmente en Estados Unidos, se basa en dos certezas. El control riguroso del plasma sanguíneo y de los embarazos permitió cortar de raíz la transmisión del virus entre los hemofílicos, y casi de las madres a los hijos en el embarazo.
Jeringuillas
El consejero describió que el comportamiento del sida ha ido cambiando a lo largo de los años y especificó que en la actualidad el 41% de las infecciones se produce en hombres homosexuales, un porcentaje muy similar a la transmisión heterosexual (43%). El resto de contagios es por otras vías, como jeringuillas. Además, el 41% de los nuevos caos se da entre la población inmigrante y casi la mitad de los enfermos, el 44%, recibe el diagnóstico muy tarde, cuando la inmunidad del paciente está afectada.
A pesar de ello, Bengoa dijo que el sida ha pasado de ser «una sentencia de muerte a una enfermedad crónica» en los países desarrollados, aunque reconoció que el panorama es muy diferente en las zonas en vías de desarrollo.
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