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¡Vaya con los pitufos!
AL DÍA

¡Vaya con los pitufos!

Cerrados, racistas y machistas. El escritor francés Antoine Buéno carga contra ellos más que Gargamel con un libro que tacha de estalinista y nazi la serie infantil

ISABEL F. BARBADILLO

Jueves, 9 de junio 2011, 04:23

No ganamos para sustos. Vaya con los pitufos. Hemos tardado medio siglo en enterarnos de que son una panda de nazis y antisemitas. O eso dice el corrosivo escritor francés Antoine Buéno, un intelectual de 32 años que acaba de perder parte de su bondadoso apellido para millones de espectadores que vieron la serie o leyeron los tebeos sin atisbo de maldad. Dos generaciones de todo el mundo han crecido con estos diminutos políglotas que han versionado sus aventuras en más de cuatrocientos idiomas. Y ahora viene este osado crítico literario a desenmascararles, a revisar la historia de nuestra niñez. Y lo hace de forma tan ácida que hasta los herederos del belga Pierre Culliford, más conocido por Peyo, quien los creó en cómic en 1958, han puesto el grito en el cielo. No es para menos.

En 'El pequeño libro azul', que acaba de salir a la venta en Francia, Buéno desentraña las claves que sustentan su teoría de que la sociedad pitufa es «cerrada y autárquica», ya que no acepta los intercambios comerciales. Se las apañan para autoabastecerse. Entiende el ensayista que al no existir la propiedad privada, la comunidad se transforma en «una utopía totalitaria impregnada de estalinismo y nazismo». La tilda de machista, puesto que solo existe una pitufina (que todos se rifan y alaban cual mujer florero) y de racista, porque a los pitufos no les gustan los negros. De hecho una de las historietas denominada 'Los pitufos negros' muestra cómo el cuerpo de esas criaturillas se vuelve de ese color cuando cometen alguna maldad. También tilda a la serie de antisemita por los rasgos físicos de Gargamel, un posible judío de pelo oscuro, nariz prominente y aguileña y amante del oro y la codicia. Da la casualidad de que la única pitufina luce una hermosa melena rubia, lo que considera una apología de la raza aria. Además el gato de Gargamel, el malo de la película, se llama Azrael . El cambio de la A inicial por la I sugiere la palabra Israel. Al líder, Papá Pitufo le pone más verde que azul o rojo. «Totalitario y paternalista», todos han de obedecerle sin rechistar. Dictador y antidemócrata, como Stalin o Hitler.

Existen estudios que abundan en estas tesis. La uniformidad que caracteriza a esta raza de nueve pequeños seres: todos vestidos de azul con gorro y pantalón blanco, que algunos asocian a la estética nazi presente en desfiles y conmemoraciones. Otros analistas relacionan los gorros blancos de los pitufos con el atuendo de los miembros del Ku Klux Klan, y a Papá Pitufo con su líder, porque el suyo es rojo, igual que el del gran dragón de la organización racista.

Sin embargo, dada la gentileza de las criaturas, su amabilidad y la forma de ensalzar las buenas acciones, hay quienes rechazan todas esas interpretaciones. También hay quienes dan la vuelta a la tortilla y ven en el patriarca cierto parecido a Karl Marx, por su tupida barba y su gorro colorado. Por eso y porque en el pueblo no utiliza el dinero, no existe la propiedad privada, se comparte todo, nadie cobra por su trabajo y todos colaboran en el desarrollo de la aldea. Todos son pitucomunistas. El capitalismo estaría entonces representado por el malo de Gargamel, obcecado en capturar a los pitufos para fabricar oro o para comérselos.

Ateos y masones

El correr del tiempo y el éxito de la serie, que del cómic no saltó a la tele hasta la década de los ochenta, han sacado a la luz teorías de lo más variopintas. Se los ha tachado de vampiros, ateos, satánicos masones y homosexuales (antes de Pitufina no había ninguna mujer en la aldea). Entre los detractores de estas series animadas figuran grupos religiosos que han visto en sus personajes los siete pecados capitales: Goloso, la gula; Pitufina, la lujuria; Fortachón, la soberbia; Perezoso, la pereza; Egoísta, la avaricia; Filósofo, la envidia (por intentar suplantar y saber tanto como Papá Pitufo) y Vanidoso, la vanidad. En el sillón de Papá Pitufo se encuentra el pentáculo (la estrella de cinco puntas), símbolo al que se le ha querido asociar con la brujería y el vampirismo.

Antoine Buéno no culpa al «padre» de los Pitufos del supuesto pitunazismo que rezuma su obra, sino que intenta justificarla por ser «fruto de su tiempo». ¿Qué pensarán ahora los pituvecinos malagueños de Júzcar, pueblo pitufeado enterito de azul para la presentación mundial, el próximo día 16, de la película de Sony 'Los pitufos 3D' que se estrenará en España el 5 de agosto?

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