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MIGUEL ANGEL MATA
Jueves, 16 de junio 2011, 12:15
La quiebra de Ramón Vizcaíno les dejó helados pero no congeló sus ganas de trabajar y salir adelante. Como el resto de sus ex compañeros, reiteraban hasta la saciedad que la empresa tenía futuro con una gestión adecuada y las ayudas necesarias. Pero no pudo ser y decidieron coger el toro por los cuernos. Conscientes de que «hay mercado» en su especialidad, han decidido seguir fabricando equipos de refrigeración. Lo que han hecho siempre, pero ahora por su cuenta. Así ha nacido Green Frío, empresa dedicada desde el 23 de marzo a la fabricación de máquinas generadoras de frío entre 15º y -40º promovida por ocho antiguos trabajadores de Ramón Vizcaíno: Josu Hernández, Amaia Zubizarreta, Cristina Santalla, Gabriel Cruz, Mikel Etxeberria, Juan Carlos Rey, José Barroso y Jean Claude Penadés.
Salvo Josu, que llevaba apenas tres años y medio en la histórica compañía de Oiartzun en proceso de liquidación, el resto contaba con una antigüedad de más de 15 años.
En realidad, ellos no trabajaban en las instalaciones centrales de Lintzirin, sino en la filial Equipos Frigoríficos Compactos (EFC), en el polígono Ugaldetxo, también en Oiartzun. La casualidad ha querido que para alumbrar su nueva empresa hayan tenido la posibilidad de instalarse en una nave que no solo está en el mismo polígono, sino que se encuentra justo enfrente de EFC, ahora cerrada. «Un traslado de 30 metros», bromean.
Confianza de los clientes
Josu destaca el apoyo que han recibido de sus clientes para sacar adelante su nuevo proyecto. «Algunos incluso nos han pagado por adelantado» conscientes de las dificultades que hemos pasado, recalca.
Green Frío fabrica los generadores de frío que luego se acoplan a las cámaras e instalaciones frigoríficas. Pero también construyen máquinas secadoras para embutidos, quesos, jamones... así como máquinas descongeladoras. No contratan con el cliente final, sino con los instaladores de equipos frigoríficos.
Como es lógico, sus primeros pedidos proceden de anteriores clientes de Ramón Vizcaíno, aunque en los escasos dos meses y medio de andadura ya han captado «alguno nuevo». De momento están centrados en el mercado español, pero «ya hay algún pedido internacional».
Muestra de que «la cosa no ha empezado mal» es que Green Frío ya plantea una ampliación de capital. De los 99.000 euros que los ocho socios aportaron al inicio para alumbrar la compañía, pasará a 180.000. Además, tienen pensado incorporar dos personas más a la plantilla.
Al igual que sus ex compañeros de telegestión, que también han optado por crear una empresa (ver DV de ayer), los promotores de Green Frío lamentan la «falta de ayudas institucionales», sobre todo de aquellas que se comprometieron a apoyar las nuevas iniciativas surgidas de las cenizas de Vizcaíno. «Solo hemos contado con el apoyo de la Agrupación de Sociedades Laborales de Euskadi (ASLE) -fórmula jurídica por la que han optado, igual que sus ex compañeros de Dinasat- que nos ha guiado en todos los trámites burocráticos que hay que seguir para crear una empresa y a la hora de acceder a financiación». Unos recursos obtenidos a través de la capitalización de una parte de sus prestaciones por desempleo y con créditos bancarios. «El sistema no está bien diseñado para apoyar a los emprendedores», lamentan. «Demasiadas trabas y burocracia».
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