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MITXEL EZQUIAGA
Miércoles, 29 de junio 2011, 15:05
A las 17.25 el presidente del jurado, el austriaco Manfred Gaulhofer, pronunció las palabras que esperaban con una tensión desatada los representantes de las seis ciudades finalistas. «La Ciudad Cultural Europea en 2016, junto a la polaca Wroclaw, será. Donostia-San Sebastián». Y entonces se desató la euforia. ¿Quién habló de la proverbial contención donostiarra? Abrazos, gritos, banderas, cánticos. Fue un impresionante estallido emocional. El alcalde Juan Karlos Izagirre y su predecesor, un Odón Elorza envuelto en lágrimas, se felicitaron junto a la consejera Blanca Urgell y el resto de representantes políticos, pero fueron los técnicos del proyecto, Santi Eraso, Eva Salaberria y sobre todo Ainara Martin, los que más saltaban entre risas y lágrimas. El trabajo de tres años se concretaba en ese minuto.
Los representantes de las otras cinco finalistas (Burgos, Segovia, Las Palmas, Córdoba y Zaragoza) no estaban tan felices. Lágrimas de decepción e incluso alguna declaración crítica, como las que pronunciaron a la salida el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, o la ministra Aguilar, ex alcaldesa de Córdoba, que hablaron de «carga política» en la decisión del jurado. La candidatura cordobesa era la más afectada: favorita desde el principio, las cámaras les rodeaban en el momento de la lectura del fallo del jurado. Ante la sorpresa de muchos, fue un par de filas más atrás, donde se sentaban los representantes donostiarras, el lugar del auditorio del Ministerio de Cultura donde empezaron los abrazos.
El presidente del jurado destacó el «excelente» proyecto presentado por San Sebastián y su inteligencia al poner la cultura como un elemento al servicio de la paz y en la convivencia en una ciudad y un país tan castigados por la violencia. Y el vicepresidente, Emilio Casinello, fue más elocuente aún en los elogios. «El proyecto es excelente, la visita a Donostia nos mostró que todos estaban unidos en torno a la candidatura y las defensas que han realizado ante el jurado, tanto en el primer corte como en la final, han sido soberbias». Casinello felicitó públicamente al ex alcalde Elorza por el trabajo realizado.
«Es un proyecto de todos»
Tras la declaración del jurado y el estallido de júbilo, Izagirre subió al estrado del ministerio rodeado de todo el equipo del 2016, la consejera Urgell y los representantes de todos los grupos políticos del Ayuntamiento de San Sebastián. Izagirre leyó un escrito en el que agradecía la distinción, felicitaba al resto de finalistas por el trabajo desarrollado y sobre todo daba el mérito del éxito al equipo técnico que ha desarrollado el trabajo. «Esta candidatura va a ser un respaldo para la paz y la normalización de nuestro país», dijo. «Es un proyecto de todos, como muestra el hecho de que estemos aquí todas las fuerzas políticas y el anterior alcalde, Odón Elorza», añadió. E incidió en que Donostia «será una ciudad abierta al mundo y a todas las culturas, y reforzará también el impulso al euskera, su lengua propia, y a las lenguas minoritarias del continente». Izagirre terminó su intervención en euskera, lo que provocó más de un comentario crítico en representantes de otras candidaturas. A preguntas de los periodistas el alcalde expresó su deseo de que la elección «sea otro paso en la defensa de la paz y de la convivencia».
Odón Elorza, visiblemente emocionado, también se expresó en esa línea cuando fue preguntado por la Prensa. Recordó a todo el equipo que ha trabajado («al principio sólo estábamos cuatro») y a las víctimas de un país que ha sufrido «y que en este proyecto riguroso y ejemplar apuesta por la convivencia de todos y por la cultura y por la educación como vías para el encuentro de todos». Y agregó: «Que nadie tenga dudas: Donostia va a representar con talento y brillantez a Gipuzkoa, a Euskal Herria, a España y a toda Europa».
Y es que el «fantasma» del cambio político en San Sebastián y del hecho de que vaya a ser una ciudad gobernada por Bildu la que sea capital cultural europea en nombre de España sobrevolaba todos los corrillos posteriores a la decisión del jurado. La ministra de Cultura, Angeles González-Sinde, dijo que el ministerio había respetado «escrupulosamente» el criterio del jurado. Y la ministra donostiarra Cristina Garmendia, que se acercó a la sala a felicitar a los ganadores (habló con Elorza y también con Izagirre) dijo que «es un proyecto de todos, por encima de las diferencias partidarias». La ministra se mostraba feliz por el «éxito» logrado por su ciudad.
Los rectores de la candidatura donostiarra felicitaron al jurado por su valentía. «La presión política y mediática no era fácil tras el cambio del gobierno muncipal, pero han sabido valorar el proyecto por encima de otras circunstancias», decía un feliz Santi Eraso, director de contenidos de San Sebastián 2016. El jurado estaba compuesto por trece componentes: siete son elegidos por las instituciones europeas y seis por el Ministerio de Cultura.
La decisión del jurado se dio a conocer en un ambiente de máxima tensión. Los representantes de las seis ciudades finalistas llenaban una sala del Ministerio de Cultura abarrotada de periodistas. Alcaldes de las ciudades y autoridades autonómicas escucharon cómo el presidente del jurado, Manfred Gaulhofer, felicitaba a todas las candidatas por el nivel de su proyectos. «En ningún otro país se habían presentado tantas ciudades y con proyectos de tal nivel», explicó. Repasó los méritos de cada una antes de proclamar el nombre de la ganadora, San Sebastián. Entonces comenzó la euforia de todo el equipo de San Sebastián 2016 y la decepción de las otras cinco.
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