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J.L.
Martes, 5 de julio 2011, 09:32
SAN SEBASTIÁN. No lo digo yo. La frase corresponde a Joxe Arriaran, un campeón de 84 años que ha vivido y presenciado infinidad de finales manomanistas, ha jugado cuatro y ha ganado dos. «Es la mejor final que he visto». No hace falta añadir más. La gente de la pelota coincide a la hora de subrayar la calidad del partido que Xala y Olaizola II jugaron el domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao, donde el zurdo de Lekuine alcanzó su primera txapela individual y rompió con veintiún años de hegemonía navarra. Desde que Joxean Tolosa dio la txapela a Gipuzkoa en 1989, todos los triunfos eran de pelotaris navarros. Es, además, la primera txapela de un manista de Iparralde en la competición reina de la pelota a mano.
Joxe Arriaran Doble campeón manomanista
«Hace tiempo que no disfrutaba tanto»
«La mejor final que he visto. Ya sé que con el tiempo se pierden referencias y olvidas los partidos, pero hace tiempo que no disfrutaba tanto con un partido. Otra gran final fue la que Joxean Tolosa le ganó a Julián Retegi. Pero la del domingo fue para darle de comer aparte. Que es una de las mejores no me lo puede discutir nadie. Xala y Olaizola II, los dos, jugaron muchísimo. La última parte de Xala fue genial. ¡Vaya tantos! Y eso que a mitad de partido parecía que estaba más cansado que su rival. Resulta que luego sucedió lo contrario. Al principio caminaba despacio. Luego, de repente, hizo un gesto con las dos manos mirando al público. Tenía a Patxi Eugi a mi lado y le dije: Éste ya ha empezado a vivir. Y tanto que vivió. Era la primera vez que iba al nuevo frontón de Bilbao. Es un monstruo. Lo digo por sus dimensiones. Lleno es una preciosidad, aunque tocará algún día con sólo 300 personas y dará otra imagen distinta. Me llamó la atención que la gente estuviera del lado de Xala. Lo que no me gustó nada fueron los abucheos a José Luis Bilbao e Iñaki Azkuna. Y eso que el alcalde de Bilbao ha sacado mayoría absoluta. El domingo no la tuvo en el frontón».
Salva Vergara Director técnico de Asegarce
«Una segunda parte para quitarse el sombrero»
«Xala escondió la pelota del tanto 10 al 22. Si raspas la pelota de esa manera encima de la chapa, el contrario no tiene nada que hacer. Y eso que Aimar restó bien. Cogió altura con el sotamano, pero era imposible ante aquel vendaval. Tampoco le hubiera quitado la pelota a bote. Ya restó Xala a bote y Olaizola II resolvió rápido. Hay que decir que Aimar cogió pelota bastante más cerca del frontis que Xala. La segunda parte fue para quitarse el sombrero. Bastaba que hubiera cometido dos errores para que ganara Aimar. Pero no. Y eso que el de Goizueta no regaló ninguna. Yves movió muy bien la pelota, tanto con el gancho como de volea. Tiró de un repertorio amplio. Partido buenísimo, tan bueno como el Irujo-Olaizola II, aunque con distintas características y diferente juego. A partir del 17-11 Xala dio el setenta por ciento de sus pelotazos dentro del cuatro porque renunció a recular atrás».
Martin Alustiza Intendente de Aspe
«Los números no engañan: partido grande»
«Partido grande. Los números de las estadísticas no engañan. No he conocido otra final con esos números. Me quedo con eso, aunque tuvo muchas cosas: grandes tantos, remates formidables, emoción, dureza... La final se le había puesto cuesta arriba a Xala. Era el momento de arriesgar y le salió todo. Es difícil tomar esos riesgos y que aciertes de esa manera. Pues sucedió. Y eso sin que Aimar jugara mal, ni mucho menos. No regaló nada. Una final como ésta le hace un gran favor al Manomanista y a la pelota en general, más aún después de todo lo que había sucedido. Lo que ha rodeado a esta final engrandece aún más la txapela de Xala, le da un valor añadido. Me quedo con lo que sucedió sobre la cancha. A los que conocemos a Yves nos sorprende todavía más el carácter que sacó de dentro. Recordaremos este partido durante muchos años».
Iñaki Elorza Periodista de Euskadi Irratia
«Habría sido una pena perderse esta final»
«Muy buena final. Pegaron 178 del total de 319 pelotazos dentro del cuatro. Más de la mitad. A un ritmo de 24 pelotazos por minuto. Estos números confirman la intensidad del juego. Es probable que asistiéramos al mano a mano más intenso que se haya jugado nunca. Xala se mostró conservador en la primera parte, quizá por el miedo a su respuesta física. Cuando lo vio perdido, arriesgó y le salió todo. Habría sido una pena perderse esta final y estuvo a punto de suceder. Ya sabíamos que Xala poseía estas cualidades, pero era precisamente ese punto de agresividad que exhibió lo que le faltaba para llegar arriba del todo. Tiene que seguir por este camino».
Atano XIII Seleccionador de material
«Un boxeador que está grogui y gana por K.O.»
«Gran partido. Parecía que la txapela descansaba sobre la cabeza de Aimar... ¡Cómo reaccionó Xala! ¡Qué manojo de tantos nos brindó! ¡Aquel gancho desde el cuatro cuando Aimar le cruzó la pelota a la pared! Al ver que no podía conseguir el triunfo con el estilo de juego que exhibió al principio, se la jugó con una agresividad terrible. Es increíble que un pelotari cambie así de un momento a otro. No le hizo daño con el saque desde la pared izquierda, sino con la volea y el gancho. Todos los tantos fueron hechos. Xala tiene un mérito enorme y Aimar confirmó su gran nivel como pelotari. Olaizola II restó de aire diecinueve o veinte saques de Xala. Vimos un espectáculo de primera magnitud y me quedo con que la gente salió encantada del frontón. Sucedió lo mismo que en aquellos combates en los que uno de los púgiles ha caído derribado, está grogui, se levanta y de repente reacciona para ganar por K.O.».
Santi Agirre Corredor de apuestas
«El aullido de Xala en el 17-12, un grito de guerra»
«La última parte fue sensacional. Pocas veces he visto jugar tan perfecto a los dos pelotaris, uno en ataque y el otro en defensa. Lo extraño es que todo le saliera tan perfecto a Xala. Ya sabemos que posee una excelente técnica, pero cuando tomas tantos riesgos es habitual que falles alguna. Demostró un toque precioso y puso la pelota donde quería, en el punto exacto. En el 17-12 soltó un aullido, un grito de guerra, y expulsó por la boca todo el cansancio que acumulaba. Cogió fuerzas. Es una de las finales más brillantes que he visto últimamente, principalmente por la dificultad que entraña que los dos protagonistas jueguen tan perfecto. Es tan difícil ganar a Olaizola II. Y lo consiguió. Xala fue un torbellino de juego del 11 al 22».
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