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DAVID FDEZ. DE LA CUESTA
Jueves, 14 de julio 2011, 09:59
Nando, ayudado por su terapeuta, se esmera doblando y extendiendo su brazo derecho, que está conectado a una prótesis que envía los movimientos de su codo y su hombro a un ordenador, como si fuera un ratón.
El objetivo pretendido se centra en conseguir la máxima puntuación en un juego de hacer parejas entre cartas. Y avanzar en su rehabilitación, claro.
Nando tiene 60 años y hace 13 sufrió un ictus cerebral. El dispositivo que maneja con el brazo forma parte de un proyecto presentado ayer en el Parque Tecnológico de Miramón, en Donostia, para que las personas que padecieron ictus puedan continuar con la rehabilitación en su propia casa, a través de videojuegos.
El proyecto comenzó a desarrollarse hace 4 años por FIK, una iniciativa empresarial centrada en la investigación del envejecimiento y la discapacidad, que tiene como socio tecnológico a Fatronik, parte de Tecnalia.
Además, 'ArmAssist', que así se llama el invento, permitirá que el terapeuta mantenga el control sobre la evolución del paciente vía internet. Quedarán registrados los datos de las partidas, como la puntuación o el tiempo que tarda en completarse, y el doctor puede valorarlos para así establecer los retos de los próximos días.
«Se trata de trasladar al hogar la rehabilitación en todas su fases, algo hasta ahora imposible con las grandes máquinas de las clínicas», explicó Jesús Valero, director de la Unidad de Tecnologías para la Salud de Tecnalia.
Este seguimiento se completa con la posibilidad de envío de mensajes entre médico y usuarios, así como de realizar videoconferencias, ya que en el dispositivo será visible una lista con todas las personas conectadas a los juegos en ese mismo instante.
Dos tipos de juego
El software incluye dos tipos de juegos, que presentan distintas finalidades. En primer lugar están los de evaluación, más cortos, que el paciente tiene que realizar cada vez que comienza y finaliza la sesión. Sirven para medir la evolución de la rehabilitación, y trabajan «fuerza, precisión, control y movimiento». En segundo lugar se encuentran los de entrenamiento, que son más largos e incluyen un componente cognitivo. Entre estos se encuentran, por ejemplo, los de puzzles, memoria y cartas.
«Los juegos están basados en sistemas de niveles y van planteando retos a los pacientes», dijo Valero, «por lo que, además de contribuir a la recuperación motora, también ayudan a la cognitiva».
En cuanto al precio, el mismo Valero declaró que el coste del dispositivo sería «muy bajo» en comparación con los robots que hay en las clínicas, y que podrá adquirirse a través de la Seguridad Social o centros de rehabilitación. «No podemos decir el precio exacto, porque depende del acuerdo de comercialización con la empresa, pero el coste no será mucho mayor de 1.000 euros», aseguró Valero.
En el Hospital de la Fe, en Valencia, ya hay veinte pacientes que lo están probando desde hace un mes, y próximamente se experimentará con el dispositivo en el Instituto Guttmann de Barcelona. Han sido estos los centros escogidos porque son referentes en lo que a tratamiento y rehabilitación del ictus se refiere. En cualquier caso, según Valero, «el objetivo es que se llegue a acuerdos en más lugares y se vaya extendiendo».
Cuanto antes
El sistema puede utilizarse tanto por personas que han sufrido un ataque cerebrovascular hace poco como por pacientes crónicos. Sin embargo, cuanto antes se comience a usar, más beneficioso y efectivo resulta. «El problema es que el ictus me dio hace 13 años y llevo año y medio sin rehabilitación», explica Nando mientras se esfuerza con uno de los juegos. «Pero creo que me podría beneficiar a mejorar el movimiento y rotación de mi brazo. Estoy convencido de que sirve para mucho».
Uno de los problemas característicos que tienen los paciente de ictus es el de no poder extender el brazo derecho. Son capaces de doblarlo, pero el gesto contrario les cuesta mucho más. Por eso, los juegos les fuerzan a hacer este movimiento.
En la actualidad, 15 millones de personas en todo el mundo sufren un ictus, y 5 se quedan con discapacidades o no consiguen volver a un estado parecido al que se encontraban antes de tenerlo.
Nando termina satisfecho la partida, con una puntuación superior a la anterior. Su terapeuta le felicita, y él comenta sonriente: «No está mal, no está mal».
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