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AINGERU MUNGUÍA
Viernes, 22 de julio 2011, 10:29
Es una polémica antigua y parece que en esta legislatura se le va a poner fin. Los bordillos protectores del carril bus serán suprimidos por el Departamento de Movilidad de los únicos tres lugares en donde están implantados: Sancho El Sabio, Echaide y Gran Vía. La medida era insistentemente reclamada por los motoristas porque suponía un peligro para la conducción.
Una de cal y otra de arena. Los conductores de motos llevaban un mes de capa caída tras el anuncio de que se elimina el permiso de aparcamiento en varias zonas peatonales como la Brecha y la plaza Vinuesa, pero esta medida era una de sus más antiguas reclamaciones. Ha llovido ya mucho desde noviembre del año 2004. En esa fecha la colocación de un bordillo protector del carril bus suscitó las iras de los conductores de las dos ruedas. La ciudad comenzaba a ampliar su red de carriles bus y la medida buscaba impedir que los coches vulneraran la prohibición de circular por determinados carriles reservados al transporte público. No existía la cultura ni la costumbre de respetar esta línea delimitadora, y los responsable de Tráfico se vieron obligados a tomar esta medida porque los conductores continuamente invadían el espacio reservado para el autobús. Algunos chóferes de la Compañía del Tranvía explicaban que sin el bordillo un autobús tardaba siete minutos en atravesar Gran Vía, un recorrido que se hace en dos minutos con la barrera protectora. Pero los paganos de la situación son los motoristas que, desde el principio, advirtieron que la medida era «una trampa para la seguridad vial».
Las asociaciones de motoristas llegaron a convocar una protesta que congregó a más de un millar de conductores que recorrieron las calles donde se habían colocado estos bordillos separadores para exigir su retirada. La peligrosidad de este elemento deriva de que por la noche su visibilidad se reduce mucho. Estos resaltes de hormigón están pintados de color amarillo, pero con el tiempo hasta ese color pierde fuerza y se desgasta, es por tanto menos visible, sobre todo en horario nocturno, lo que convierte esta franja en un elemento peligroso.
El paso del tiempo ha aminorado esta polémica, pero nunca ha dejado ser una reclamación de los motoristas. El Departamento de Movilidad parece que se ha replanteado la supresión del bordillo, quizás porque ahora el respeto de los carriles bus es mayor que hace siete años. El caso es que en la Comisión de Espacio Público celebrada hace unos días el concejal de Movilidad, Jon Albizu, incluyó este asunto entre el centenar de medidas que quiere poner en marcha a lo largo de la legislatura. El concejal del PP Iñigo Arcauz pidió un compromiso al delegado y éste confirmó que la medida se adoptará.
12 km de carriles reservados
«Tenemos más de 12 kilómetros de carriles bus en la ciudad, y sólo dos de ellos tienen este bordillo», explicó Albizu, «menos que en Vitoria, una ciudad gobernada por el PP, donde hay muchos más kilómetros de carril bus protegidos que en San Sebastián».
Otras reclamaciones del colectivo motero -el grupo popular dijo hace poco que en la ciudad hay 28.000 motocicletas- son la eliminación de las calzadas de los respiraderos de los parkings, unas rejillas metálicas que cuando llueve se convierten en una superficie deslizante muy peligrosa.
También exigen que los pasos de cebra se señalicen sin la utilización de tanta pintura, y demandan la reparación y un adecuado mantenimiento de los badenes de goma colocados en diferentes puntos de la ciudad y cuyo mal estado va en detrimento de la seguridad del motorista.
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