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Mikel Prieto, en su casa familiar de Donostia. :: MIKEL FRAILE
«Hay intereses económicos para mantener a pacientes en diálisis»
Mikel Prieto, Cirujano de la Clínica Mayo en EE UU

«Hay intereses económicos para mantener a pacientes en diálisis»

DAVID FDEZ. DE LA CUESTA

Sábado, 23 de julio 2011, 13:04

El pasado 6 de abril se realizó, con éxito, el primer trasplante de riñón en cadena con donantes vivos de España. Seis personas participaron en la experiencia, que tuvo lugar entre Barcelona y Granada, de las que tres resultaron beneficiadas. Esta práctica, sin embargo, es más habitual en Estados Unidos, donde el donostiarra Mikel Prieto ejerce como cirujano. Prieto, director quirúrgico del programa de transplante renal y pancreático de la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota), explica el funcionamiento del proceso.

- ¿En qué consisten estos trasplantes de riñón en cadena?

- Hay pacientes que esperan un trasplante y ya tienen un donante, pero éste, por un motivo u otro, no es compatible. Entonces, buscamos a través de un programa de ordenador los donantes compatibles con cada paciente, y tratamos de crear cadenas, para realizar el trasplante al mayor número de pacientes posible. El máximo número de trasplantes que hemos hecho en la Clínica Mayo es de doce a la vez.

- ¿Son en EE UU muy habituales este tipo de intervenciones?

- Nosotros los realizamos desde hace tres o cuatro años, pero comenzó a ser algo habitual desde el año pasado. Cada mes o dos meses tenemos un trasplante múltiple, y en los dos últimos años hemos realizado más de cincuenta de este tipo. Lo típico es hacer seis donantes y seis trasplantes. El último que hicimos fue de cuatro trasplantes y cuatro donantes en Rochester, y dos donantes y dos trasplantes en Arizona, a la vez en ambos sitios. Sacamos un riñón en Rochester a las 6 de la mañana y lo mandamos en avión a Arizona. Allí, otro avión salió a la misma hora con un riñón para nosotros. Para el 2 de agosto tenemos otra intervención así preparada.

- Estas cadenas de donaciones se suelen iniciar con un donante desinteresado, aquí lo han llamado 'buen samaritano'.

- Sí. Todos los donantes son altruistas, pero hay donantes, a los que llamamos 'no dirigidos', que llegan al hospital diciendo: «Quiero donar un riñón, pero no tengo a nadie a quien donárselo, así que ustedes lo deciden». A partir de ahí, se busca la mejor posibilidad y crear una cadena lo más larga posible, combinando donantes y receptores.

- ¿Hay muchos donantes así?

- A nuestra clínica van unos cuatro o cinco donantes al año con este perfil. En general, suele tratarse de gente que ya era solidaria antes, que ya estaba concienciada. Personas que llevaban años donando sangre, por ejemplo, o quienes tienen algún familiar con problemas de riñón y ha sido trasplantado, y quieren ayudar.Hay bastante personal médico que dona, como cirujanos, enfermeras, pero también profesores.

- ¿Qué requisitos tienen que cumplir estos donantes?

- Todos los pacientes que se ofrecen para donar pasan una evaluación inicial muy completa, que incluye entrevistarse con un cirujano, con un nefrólogo y con un asistente social, entre otros. Además de la salud, si se detecta cualquier tipo de duda en lo psicológico, como indicios de depresión, o peligro de alcoholismo, se les envía a un psiquiatra. Después, entre éste y el resto del equipo, se hace una valoración detallada del tema y se decide si puede haber impedimentos.

- ¿Mantienen luego su calidad de vida?

- Sí. Utilizamos técnicas laparoscópicas, es decir, con una incisión muy pequeña y de forma mínimamente invasiva, el riñón se puede sacar fácilmente. Normalmente, tras un par de semanas para recuperarse, ya están de vuelta al trabajo y hacen una vida normal. A largo plazo no hemos detectado nunca ningún factor de riesgo. En la Clínica Mayo llevamos haciendo trasplantes vivos desde 1963, y la media de vida de donantes es incluso mayor, ya que se trata de personas que ya antes de estaban muy sanas, por encima de la media.

- ¿Cómo está la situación aquí?

- El 85% de los trasplantes que hacemos en nuestro hospital son de donante vivo, mientras que en España es menor del 3%, la mayoría vienen de un donante muerto.Aquí nunca se acepta un trasplante en un paciente que no esté ya en diálisis, ni siquiera se le incluye en la lista de espera si no está en esa fase. En nuestro hospital, la mitad de los pacientes que se trasplantan lo hacen antes de entrar a diálisis, que es el momento idóneo.

- Entonces, ¿por qué ocurre esto en España?

- Yo tengo la sensación de que hay unos intereses económicos creados para mantener a los pacientes en diálisis, por las propias unidades de diálisis, o las empresas que crean las máquinas. Si se redujera el número de personas que pasaran a esa fase, perderían clientes. Esto es algo que mis compañeros, en congresos, comentan con la voz baja cuando hablamos, pero nadie se atreve a hacerlo públicamente, y creo que hay que airearlo.

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